miércoles, 24 de abril de 2013

Insomnio


Me abrazo a la noche,
cálida me envuelve, 
las agujas, infieles,
con indiferencia avanzan.

La luna altiva se ríe,
mis ojos abiertos,
cansinos, la miran...

El sudor pegajoso
me recorre,
las sombras me llaman
la puerta no abre.

Los párpados finalmente
se cierran
y la luz del día, cruel,
despierta.

jueves, 11 de abril de 2013

Once de abril


Pasan los años 
mas el dolor no cede,
permanece agazapado.

La muerte es cruel
arrebata sin piedad.
estrangulando sueños,
aplastando las flores
del camino.

La pena persiste
sin mirar calendarios
estrujando el corazón, 
que late apagado...

Te extraño
 cada año, cada día
con la mirada empañada
y el alma, 
¡ay el alma!
deshabitada...



jueves, 4 de abril de 2013

Broma pesada


La historia se repetía. Cambiaban los paisajes, las puestas en escena, las complicidades… Los personajes eran los mismos. Ellos, aún adultos, no perdían  la gran necesidad de hacer bromas. No simples bromas, cuanto más pesadas mejor. Era el “motor” en la vida de los tres. Su madre siempre les advirtió que terminarían mal. Con el tiempo fueron perfeccionándose, no se conformaban con las típicas travesuras de niños, podían pasar horas, incluso días,  en la preparación de sus planes. A veces se aliaban dos, dejando a su víctima doblemente molesta. Para la gente su relación se veía extraña. Ellos eran muy unidos, se amaban profundamente. Su vida nunca era monótona, ni aburrida. Los tres convenían que el resto del mundo no apreciaba las bromas como ellos.  Así que habían aprendido a dejarlas sólo para los tres, incluso Bruno había estado a punto de divorciarse, su esposa no compartía su fascinación por las bromas pesadas, es más, las detestaba. 
Romina tuvo la idea de hacer un viaje, así que llamó a sus hermanos y enseguida se contagiaron del entusiasmo. Los tres estuvieron de acuerdo en viajar solos, dejando a sus respectivas familias. Omar propuso una aventura, algo exótico y Bruno prometió buscar el destino adecuado.
En una semana estuvo todo listo, y los tres partieron hacia un pueblo ignoto al sur de África. Tendrían siete días para pasear, descansar, conocer y desde ya, hacer alguna broma inolvidable. La idea fue de Omar, que despertó a Bruno en la mitad de la noche para planearla. Cuando tenían todos los detalles a punto, era ya de mañana. No les importó haber pasado la noche casi sin dormir, lo realmente importante para ambos, era que Romina viviera una experiencia memorable. Se reunieron los tres para desayunar y luego salieron a caminar. Encontraron lo que estaban buscando y convencieron a Romina de ingresar. Una vez dentro le explicaron al primer oficial que vieron  que habían sorprendido a esa mujer robando y querían que se hiciera justicia. Ambos estaban muy serios. Romina los miraba muerta de risa. Sin embargo el oficial tomó seriamente la denuncia y ordenó que llevaran a Romina al calabozo. Una vez que ésta ya no podía oírlos le dijeron al oficial que sólo era una broma a su hermana y que mañana a la mañana vendrían a buscarla. El hombre no dijo nada, y siguió escribiendo el informe. 
Mientras cenaban se preguntaban si esta vez no se habían pasado. Ambos comenzaron a reírse a carcajadas imaginando la expresión furiosa de Romina cuando fueran a buscarla a la mañana siguiente.
Llegaron cerca del mediodía, el destacamento policial se veía especialmente agitado. No como el día anterior. Buscaron al oficial que ayer había detenido a Romina. No estaba por ningún lado. Le preguntaron a uno que pasaba a su lado, mas no hablaba inglés. Algo en su interior les decía que la cosa no pintaba bien. Intentaron ir a la zona de las celdas pero un hombre los detuvo. Le explicaron lo que habían hecho. Aquel, de  rasgos marcados, labios gruesos, mirada penetrante y un físico corpulento los intimidaba más de lo que hubieran querido admitir.  Les comunicó en perfecto inglés, que allí había una sola detenida, y tras un juicio sumarísimo había sido condenada. Los hermanos se miraron aterrados. Bruno intentó calmarlo y dijo que Romina seguro había convencido al oficial para que la liberara, que debía tratarse de otra mujer.
- ¿Podríamos ver a la detenida? Imploró Omar. 
El hombre, que resultó ser el comisario, lo miró como quien mira a una cucaracha. 
- ¡Por supuesto que no! No me diga que es usted abogado.
- ¿De que abogado habla? ¿Acaso en el juicio que le hicieron hubo uno?
El comisario no quería discutir con los extraños, estaba acostumbrado a ser la autoridad máxima. Aunque nadie discutía sus órdenes,  pidió que trajeran a la acusada.
Romina apareció, pálida, ojerosa, temerosa. Quiso ir corriendo a abrazar a sus hermanos pero los dos guardias que la custodiaban se lo impidieron. 
El comisario les dijo que llevaran a la detenida a la plaza pública.
Los hermanos se miraron sin comprender.
- ¿Para que lleva a mi hermana a la plaza pública?
- Le dije que había sido condenada en un juic…
- Si, si, en un juicio sumarísimo, pero eso no responde a mi pregunta.
- Vamos a ejecutar a la acusada en la plaza pública.
- ¿Ejecutar? ¿De que está hablando?
- La acusada fue condenada con la pena de muerte.
Omar se llevó la mano al pecho mientras Bruno intentaba explicarle al comisario que todo se trataba de un error. 
Romina se soltó de los guardias diciendo que ya era suficiente. Al ver la cara de sus hermanos comprendió que se le había ido la mano. 
Cuando Omar cayó al suelo, inconsciente, los hermanos creyeron estar escuchando a su madre que les decía: “esto va a terminar mal”.

jueves, 28 de marzo de 2013

Ignorados por la vida


Ignorado,
atrapado en la neblina,
de la indiferencia.
entre hombres
que apurados corren
a ningún lado...
Las horas se arrastran
agónicas
iguales,
vacías, 
sordas…
Espejos rotos
astillados
con trozos del ayer,
una vida que se escurre
entre dedos temblorosos,
sucios
y solos, 
tan tristemente
solos…

domingo, 17 de marzo de 2013

Un viaje de novela


Subí al tren justo antes de que arrancara. Me senté en el primer asiento vacío que encontré. Me puse a mirar por la ventana, pronto todo perdió forma, tornándose difuso a medida que la velocidad aumentaba. Preferí concentrarme en el interior, un incipiente dolor de cabeza arañaba mi sien, era mejor no provocarlo más. De pronto la vi. Era imposible, seguramente mi imaginación me estaba jugando una mala pasada. No podía sacarle los ojos de encima, nuestras miradas se encontraron, y me sonrió. Ahí no tuve más dudas. Aproveché que a su lado el asiento estaba libre, así que junté mis cosas y me apresuré a sentarme junto a ella, no fuera cosa que alguien más la descubriera y me arrebatara la oportunidad.
- Te admiro profundamente, dije. Leí todos tus libros. También escribo…
Isabel me miró y pareció complacida. En realidad pensaba si compartir conmigo su secreto, y decidió que sí.
- Viajo a la Casa de los Espíritus me dijo en un susurro.
- No creo haberte escuchado bien.
- Me has oído perfectamente, ¿quieres venir conmigo? Y sin darme tiempo a responder me tomó la mano e inmediatamente sentí un vértigo amenazante…
Cuando miré a mí alrededor comprendí que estábamos efectivamente en la casa de Clara y Esteban, si hasta Barrabás apareció de la nada moviéndome la cola.
- Esto no es posible – dije en un tono casi inaudible.
Isabel sonrió al tiempo que contestaba: – Claro que sí, suelo visitar a mis personajes, los cuido, me intereso por sus cosas, me preocupo por ellos. Lo hago a menudo. ¿Me dijiste que escribes no? No deberías sorprenderte tanto entonces.
Me quedé paralizada al ver a Blanca, tan hermosa y parecida a su madre. La nana la venia siguiendo de cerca. Estaba realmente allí, no era un sueño. Podía verlos, escucharlos, y… ¿tocarlos? No estaba segura, y no pensaba quedarme con la duda. Me acerqué a Clara, ese personaje entrañable y lleno de misterios. Le acaricié la cabeza, ella inmediatamente me espantó como si fuera una mosca.
- Isabel, esto es maravilloso, no puedo aun creerlo. ¡Tenés que enseñarme!
- Se está haciendo tarde, debemos irnos.
Abrimos la puerta de calle. Me di vuelta para retener en mi memoria este momento único, temiéndolo irrepetible. Vi a Clara que se acercaba.
Cerró la puerta tras nosotras, casi juraría que la escuché decir “Vuelvan cuando quieran”.

Relato en homenaje a Isabel Allende, autora de numerosas novelas, entre ellas La casa de los espíritus en 1982, mi preferida, en el marco del Taller de escritura La búsqueda

domingo, 3 de marzo de 2013

Mpbllnd Un pueblo singular


Mpbllnd es un pueblo único. Nunca había estado en un lugar así. Sus habitantes no hablan, no escriben ni leen. Todos se comunican por señas. Lo conocí de casualidad, una tarde en que me perdí. Al llegar me llamó la atención la falta de carteles. Las calles no tenían nombres, los negocios estaban abiertos de par en par para que la gente pudiera ver la mercadería que allí se ofrecía. Detuve a un muchacho para preguntarle donde estaba. Me miró de arriba abajo, evidentemente sorprendido de escucharme hablar. Me hizo señas que no entendía lo que yo quería de él y se fue casi corriendo. Vi una mujer con una nena de la mano, me acerque y tampoco logre hacerme entender. Debo admitir que el lugar me intrigó. No entendía como era posible vivir así, sin radio, televisión, sin diarios, noticias... La gente no se enteraba de nada, no había habladurías, engaños, mentiras... Los chicos jugaban libremente, nadie ganaba ni perdía, nadie lloraba (no tenían motivo), solo reían y se divertían...

Llegué a un estadio de fútbol, donde todos jugaban y disfrutaban al mismo tiempo. Evidentemente a nadie le importaba el resultado.

La gente no hablaba por teléfono, sólo se miraban a los ojos y con señas se decían todo lo que necesitaban decirse.

El lugar me atrajo como un imán, no podía irme de allí. Veía que la gente era feliz, aunque no pudieran decirlo. No había caras tristes, ni gente preocupada. Cada uno sabía lo que tenía que hacer y simplemente lo hacía.

Al caer la noche llegue a un lugar que parecía una posada. Detrás del mostrador había un hombre encorvado, con pelo y barba larga blanquísimos... Me miró, lo miré. Me sonrió, sonreí... Me dijo "Bns nchs". ¿Perdón? dije sin comprender. "Bns nchs" repitió. De pronto comprendí todo. Con muchísimo esfuerzo convoqué a todo el pueblo, los reuní en la plaza que estaba en el centro. Llegaron todos, chicos, jóvenes, viejos, mujeres, abuelas... Me subí a un banco para que todos pudieran verme. Me miraban extrañados, curiosos... - Amigos - les dije, lo que le falta a este pueblo son las VOCALES, por eso no pueden hablar, ni leer, ni entenderse. Les enseñé a comunicarse, insertando las vocales que parecían haber perdido quién sabe dónde. Al despuntar la mañana estaban eufóricos, probando comunicarse, hablarse, escribirse. Uno corrió a la entrada del pueblo y colocó un enorme cartel con el nombre: MI PUEBLO LINDO. Antes de irme vi al viejo de la posada, le sonreí, el no. De todos modos le dije -Buenos días. Mi miró como quien ve al mismísimo diablo.

Relato para el Taller de Escritura La Búsqueda: http://tallerlabusqueda.wordpress.com/2013/02/21/mpbllnd-un-pueblo-singular-por-gabriela-szuster/

lunes, 25 de febrero de 2013

Fiesta de cumpleaños


La propuesta de este mes en Adictos a la escritura es describir una escena que incluya tres elementos que en principio parecen fuera de lugar.



La ciudad dormía en un sopor trasnochado. Roque no podía. Esa día su hijo cumplía cinco años  y el no tenía dinero. Se sentía culpable por no poder regalarle una fiesta, como tenían todos sus amigos del jardín. Se paseaba nervioso por el salón de la casa, intentando no despertarlos. Mirta apareció en la puerta. Su pelo estaba revuelto y aplastado al mismo tiempo. Era hermosa y la amaba. A ella tampoco podía darle lo que se merecía. Hubiera querido refugiarse en sus brazos, perderse entre sus besos, embriagarse con el aroma de su piel. Mirta sonrió, lo conocía tan bien... Estiró su mano, invitándolo a volver a la cama. Estuvo tentado de hacerlo. Se acercó, le dio un beso en la frente y salió apurado.La decisión estaba tomada.
Caminó varias cuadras, mientras la noche lo acompañaba. No quería pensar en lo que tenía que hacer, mas sabia que no le quedaba alternativa . En su cabeza tenia la imagen de su hijo grabada. El tuerto descaradamente irrumpió  en sus pensamientos, tantas veces le había ofrecido que fuera con él y sus amigos a robar. El siempre se negó, el quería trabajar, disfrutar de su familia, ser un hombre honrado. El tuerto se reía a carcajadas. Hasta le pareció escuchar su risa estruendosa.
La chica de la estación de servicio estaba distraída con su celular, dentro del kiosco, resguardada del frio de la madrugada.
El se acercó lo más sigilosamente que pudo. Necesitaba sorprenderla, que no se diera cuenta que su arma era de juguete. El robo duró pocos segundos, la chica no opuso resistencia y le dio todo el dinero. Antes de irse, rápidamente tomó una bolsa de globos y una nariz de payaso. Al abrir la puerta, acurrucado, temblando de frio, vio a un cachorrito y lo agarró. Mientras corría con todas sus fuerzas pensaba que esa tarde Martín tendría su fiesta de cumpleaños. Puso al cachorrito en el patio, en una caja de cartón cubierto apenas con una toalla vieja. Se fue a dormir un par de horas.

A las cinco de la tarde, con la cara pintada de blanco y la nariz roja de payaso, abrió la puerta de la casa pensando que algún invitado llegaba tarde. Cuando vio a dos policías supo que la fiesta había terminado.

Mi elección fue : Un robo a mano armada con los elementos fuera de lugar: Un globo, un payaso y un cachorro

domingo, 10 de febrero de 2013

Distancias


Distancias infranqueables
que nada tienen que ver
con las distancias.

Palabras que apuñalan
silencios que se clavan
en la piel.

Muros orgullosos
levantados
en mínimos instantes.
oidos necios
que se niegan a oir...

Y es el dolor
que abraza
y es la pena
que a tu lado se recuesta

Soledad de besos
manos vacias
que buscan
desesperadas
las tuyas...


miércoles, 6 de febrero de 2013

Vivir en el infierno



Los rayos de sol se colaban caprichosos.. Nos sentamos en una esquina, alejadas del resto. Si no fuera por donde nos encontrabamos podria decirse que dos amigas se sentaban a disfrutar de una charla amena.
- ¿Cómo se transforma una en asesina?
La pregunta rebotó entre nosotras como una pelota lanzada con violencia. Miré a Silvia estudiando su rostro grisáceo y apagado. A otra persona no le hubiera permitido esa pregunta. Llegó hace unos seis meses atrás y si no la hubiera acogido bajo mi protección hoy no estariamos charlando. Es sumamente vulnerable.
- ¿Como se transforma una en ladrona? le espeté.
- No me vas a comparar - dijo y enseguida un rayo de arrepentimiento atravesó sus ojos verdes.
Me quedé callada un momento, acomodando las ideas en mi mente que pujaban unas a otras por salir.
Guillermo era un hombre cruel, despiadado. Al principio todo iba bien, hasta que una camisa quemada desencadenó su furia. Tomó la plancha hirviendo y la apoyó en mi espalda. No puedo describirte el dolor que sentí. Noches enteras tuve que dormir boca abajo hasta que mi piel cicatrizó. La marca nunca se borró.
- La vi en las duchas, nunca me atreví a preguntarte...
Ese fue sólo el comienzo, golpes de puño, sopapos, humillaciones, quemaduras de cigarrillos en brazos y piernas, insultos , amenazas fueron mi plato diario. Temblaba con solo verlo, y un odio visceral fue creciendo en mi interior. No lo planeé, te lo juró. Simplemente cuando se presentó la oportunidad no lo dudé. Su violencia no tenia limites, ni siquiera se arrepentia ni pedia perdón. El se creia superior a nosotros, porque nos mantenia. Eso le daba derecho a maltratarnos.
- ¿Les pegaba a tus hijos?
- Los insultaba, los escupía, los castigaba encerrándolos horas en el baño...
Esa mañana los chicos no estaban en casa. Guillermo pidió que le cebara unos mates. Me había olvidado de comprar yerba. Cuando vio que tomaba la cartera para ir a comprar comenzó a insultarme. Sabia que de nada serviria excusarme, él no entendia razones. Sus ojos eran rojos, bañados en ira. Miré para todos lados buscando una salida. Tenia miedo, mucho miedo. Comenzó a acercarse con el brazo en alto, preparado para lastimarme. Fui hacia atras, me topé con la mesada. No tenia escapatoria. Mi mano encontro un cuchillo, que tomé sin pensar. Cuando estaba a punto de golpearme clavé el cuchillo en su pecho con toda la fuerza de la que fui capaz. Cayó al suelo y volvi a clavarlo, esta vez en su espalda, en los brazos, hasta que cai rendida a su lado.
- ¿Estas arrepentida Maria?
No, desde luego que no. Lo volveria a hacer. Prefiero estar aqui encerrada que  vivir el resto de mi vida en el infierno junto al mismisimo diablo.

Cualquier parecido con la realidad es pura coinicidencia...

martes, 29 de enero de 2013

Anhelado final





La propuesta de este mes en Adictos a la escritura es el "Fin del mundo fallido".
Sentada en la cama, con las piernas arrimadas a su pecho, pendiente de cada ruido, Samantha esperaba el fin del mundo. Lo habían anunciado. Sentía que así seria, tal y cual lo habían asegurado. En tan sólo veintitrés años había conocido el dolor, la soledad, la desilusión... Su corazón se veía como un trapo viejo y sucio... Tenía miedo aunque en un punto sentía que era mejor así. Si bien era  difícil aceptar que todo terminaría, no podía pensar en otro día vacío, gris, sofocante... Hoy finalmente sería liberada... Se incorporó apenas para mirar por la ventana, el cielo era de un color azul noche brillante, salpicado de pinceladas grises y rosadas.
Sus padres y hermanos habían muerto siendo muy chiquita, en un accidente, habiendo sido ella la única sobreviviente. Jamás entendió por qué ni para que, hubiera sido mejor irse con ellos...
Miró el reloj, no sabía en qué momento exacto ocurriría. Su corazón latía desbocado, anunciando el final.
El mundo era un gran fiasco, donde la hipocresía, la traición, el engaño y la mentira estaban a la orden del día. Por eso era lógico su final. Ella esperaba otra cosa de la vida, no recordó un solo día de felicidad.
Comenzó a llover, al principio una lluvia fresca, tenue, que pronto se convirtió en una tormenta furiosa, con rayos, relámpagos y truenos iluminando el cielo. Se estremecía a cada instante.
- De modo que así será, dijo Samantha en voz alta, sorprendiéndose a sí misma con su voz. Así terminará todo...
Las puertas y ventanas abiertas golpeaban incesantes, con un viento impiadoso que las sacudía.
Samantha cerró los ojos y una luz penetró en sus pupilas, fue corriendo atraída por una fuerza desconocida. Un tibio calor se apoderó de su cuerpo entumecido, subiendo lentamente hasta cubrirlo todo. La estaban esperando, fue envuelta en un abrazo transparente, acogedor. Se sintió liviana, etérea, estaba rodeada del amor que tanto tiempo añoró. Era feliz, por primera vez en su vida era feliz.
Unos días más tarde encontraron a Samantha sin vida, sentada en la cama, con las piernas arrimadas a su pecho.

lunes, 21 de enero de 2013

El verdugo


Podría seguir durmiendo, hoy es domingo. ¡Qué pena! Debo ser la única persona en el mundo que no se alegra de tener un día libre. Es que amo mi trabajo, disfruto cada segundo. Ejecutar mi tarea es un elixir para mí. Hay personas que disfrutan del sexo, otras de la comida o la bebida. Yo en cambio gozo cuando llevo a cabo mi labor. Me levanto. Me preparo el desayuno y enciendo la televisión. Me aburro así que pronto me quedo dormido.

Las risas de unos niños me sobresaltan. No los soporto. Abro la ventana y les grito. Salen corriendo entre risas contenidas. Es una mañana soleada de verano. Lamento que no llueva torrencialmente, esos son los días que me gustan a mi, puedo quedarme horas contemplando el firmamento, enceguecido por los rayos que encienden el cielo.

Miro el noticiero, disfruto la sección policial. Nuevos asesinatos, crímenes pasionales, venganzas. Mi trabajo aumentará pronto, luego de los juicios y la infinidad de apelaciones que los malditos cuervos siempre sacan de la manga. Finalmente la justicia se impone, llegando a mis manos. Soy como Dios.

Almuerzo frugalmente, como es mi costumbre. Decido salir a caminar, a pesar de que el día no me agrada. Me pongo mi gorra y camino unas cuadras. Al llegar a la plaza me siento en un banco vacio. Pocos minutos después una joven se sienta a mi lado. La ignoro. Ella tiene ganas de conversar. Evidentemente está tratando de acercarse. No me interesa y se lo hago saber. Alcancé a ver una lágrima a punto de suicidarse antes de que saliera corriendo. Me rio, fui muy duro con ella.

Una vieja me está mirando, debe haber visto toda la escena. “¿Usted no tiene alma? ” me pregunta. La miro como quien mira a una cucaracha antes de pisarla. No le contesto. Me voy.

Cuando regreso a casa veo que hay un mensaje en el contestador. Una conocida adrenalina empieza a recorrerme. La oficina del fiscal me informa que mañana habrá una ejecución especial, las apelaciones no funcionaron. Mañana es el día. Imagino las últimas horas del infeliz, su sufrimiento me alimenta. Estoy contento. Recreo en mi mente tantos rostros, suplicantes, resignados, aterrados, llorosos. Me doy cuenta que estoy sonriendo, y por algún motivo regresa a mi mente la pregunta de la vieja ” ¿Usted no tiene alma? Definitivamente NO.

Trabajo presentado en el marco del Taller de Escritura "La búsqueda"

miércoles, 9 de enero de 2013

Lágrimas del cielo




Todo es gris, 

el día, mi pena, 

tu ausencia... 



No me acostumbro, 

aún cuando cambien 

los números del calendario... 



Tu muerte me arrancó las raíces 

haciéndome tambalear, 

dejándome a la deriva 

en un mundo que no comprendo. 



Te quiero, te extraño, 

te extraño, te quiero. 



Me mira tu imagen 

desde el frío cartón 

donde tu sonrisa 

quedó congelada. 

Tantas cosas me gustaría contarte, 

escuchar tu voz 

y tu abrazo, 

¡Cuánto necesito tu abrazo! 

Donde quiera que estes, 

espero que sepas que no te olvido .




Dedicado a mi madre en el día de su cumpleaños:

Feliz cumpleaños mamá. 


domingo, 6 de enero de 2013

El peluquero



Las confidencias fueron la clave. Nunca dejo de sorprenderme a mí mismo, es más, creo ser un caso único en la historia, sino díganme ustedes cuántas personas conocen que se enamoran de otra con lo que le cuentan de ella?
Los encuentros siempre fueron casuales, imprevistos. Jamás me animé a decirle nada, aunque bastaba su cercanía para que mi corazón se acelerase, mis manos comenzaran a transpirar, y su sola presencia me ponía nervioso. Para mí fue sencillamente increíble aceptarlo, ya que hasta ese momento desconocía que una persona así pudiera atraerme tanto. Mi sangre se alborotaba, me quedaba horas callado, pensando en cómo serían sus besos, sus caricias... Me enamoré de su juventud, de sus sueños, de sus proyectos para la vida, de su simpatía, de su sonrisa... Supe desde un principio que lo nuestro era imposible, aun así no pude evitar enamorarme como un adolescente a pesar de mis cuarenta y ocho años.
Cuando entraba en la peluquería mis mejillas se sonrosaban, me volvía torpe en un estúpido intento de que me viera atractivo, irresistible, cautivante...

Entró al local sumamente alterado, llevaba un arma en su mano. En  ese instante comprendí todo, demasiado tarde. Primero le disparó a su mujer, y cuando me apuntó a mí, de nada sirvió que le confesara cuanto lo amaba...

miércoles, 2 de enero de 2013

Una voz


Llegó a casa tarde, estaba agotado. Se descalzó y prendió la televisión. En el camino apretó el contestador para escuchar los mensajes. Volvió sobre sus pasos al oír una voz de mujer, melodiosa, suave, envolvente. Pronto comprendió que el mensaje no era para él , la dama se había equivocado de número.Volvió a escucharlo"Quería saludarte para fin de año, espero que a las doce brindes tambien por mi, te extraño, espero verte pronto..." Ni siquiera reaccionó cuando el tono de ocupado penetró molesto en sus oídos. Su mente vagaba imaginando a la dueña de esa voz sensual. Esa noche le costó dormirse, cuando por fin lo logró desfilaron por sus sueños rostros femeninos sonriéndole, llamándolo, seduciéndolo...


Se despertó temprano y fue corriendo a escuchar la grabación, una y otra vez... Perdió la cuenta de cuantas veces la oyó. Estaba fascinado, cautivado. Esa noche después de trabajar no volvió a casa, se sentó en la barra de Joe's mirando, buscándola...Habló con todas las mujeres que estaban en el lugar, después de unos minutos meneaba la cabeza, dejando a sus interlocutoras frustradas, fastidiadas, enojadas, curiosas. No se dio por vencido, al día siguiente volvió, y al otro, y otro también. No la encontró, estaba dispuesto a seguir buscándola, ella debía estar en algún sitio. El la encontraría, mientras tanto la tenía atrapada en una cinta, y todos los días le hablaba a él.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Aquella puerta en Katmandú



Este mes en el Proyecto de Adictos a la Escritura la propuesta consiste en hacer un relato a partir del título que nos de otra persona. A mi me tocó Aquella puerta en Katmandú propuesto por " La Novia".



Estaba todo listo. La ropa empacada, el boleto, el pasaporte. El momento tan esperado había llegado. Me sentía extraña, supuse que era por tanta excitación. Había soñado con este viaje desde que tenía memoria. Nadie entendía por qué había elegido un destino tan exótico. Yo tampoco. Hacía tiempo había dejado de cuestionarme todo. Mi psicólogo así lo había aconsejado. Mi búsqueda interior era intensa, incesante, agotadora. Era el momento de disfrutar. Encontrarme conmigo misma, alejarme de todo y de todos. Reunir el dinero fue un gran desafío, trabajé incansablemente y eso hacía que sintiera orgullo de mi misma. Emprender este viaje a un lugar tan lejano, desconocido y sola me llenaba de adrenalina. Sabía que era necesario, aunque no supiera bien por qué.
El viaje fue larguísimo, interminable. Llegué al hotel .Estaba exhausta así que preferí dormir unas horas y luego salir a comer algo. La cama me atraía como un imán, caí agotada. Tuve un sueño muy extraño, imágenes que se entremezclaban sin sentido. Me desperté empapada en sudor, fui a ducharme.Logré sentirme un poco mejor, aunque el sueño rebotaba en mi cerebro, fastidiándome.
Salí a caminar, era una noche agradable. Busqué un lugar para comer, me sentía famélica. Encontré un sitio acogedor, con aromas atrevidos e invitantes, tomé una gaseosa mientras esperaba la comida. Me sentía bastante más animada y decidí dar una vuelta antes de regresar al hotel. Caminé por callecitas estrechas, con adoquines desparejos, casas viejas, pintadas de amarillos y ocres. Quedé de una sola pieza al ver una puerta, en forma de arco, de madera oscura y muy gastada. Esa misma puerta había aparecido en mi sueño, no tenía ninguna duda. Salí corriendo, espantada. Al llegar al hotel, intenté tranquilizarme. Mi reacción no tenía sentido, me enojé conmigo misma y prometí que mañana bien temprano volvería.
A las ocho desperté relajada y feliz. Mi promesa de ayer empujaba, apretaba en mi cerebro. La ignoré. Después de desayunar decidí pasear por la ciudad, tomar fotos, comprar algún recuerdo, de otro modo mis hermanos menores no me lo perdonarían. Fui exactamente para el lado contrario que ayer, no quería volver "ahí". Me estaba comportando como una idiota, lo sabía, no podía evitarlo. No entendí como aparecí frente a la misma puerta de mi sueño, esa que había intentado ignorar todo el día. Antes de que pudiera reaccionar la puerta se abrió. Ahogué un grito. Frente a mi estaba yo misma, es decir, una mujer idéntica a mí, solo que vestía diferente, con una especie de pañuelo que se cruzaba por la espalda y un hombro, el pelo recogido y tirante hacia atrás. Entre sus cejas una especie de lunar pintado de rojo. Me abrazó fuerte sin darme tiempo a nada. Quería salir corriendo otra vez, sólo que esta vez una fuerza poderosa y desconocida me lo impidió. La mujer me llevó adentro, el lugar me dejó sin aliento. Alfombras y almohadones recubrían todos los espacios, existía un magnetismo indescriptible. Un sitio desconocido y a la vez absolutamente familiar. En ningún momento la mujer soltó mi mano, hasta que me acostumbré a ella. Me transmitía calidez, confianza. De algún modo me completaba, llenaba todos esos espacios vacios que siempre me habían molestado. No entendía lo que estaba pasando, dónde estaba ni con quién, sin embargo una sensación de plenitud se apoderó de mí.

- Bienvenida, por fin llegas, te esperé mucho tiempo. Me reconocí en su sonrisa.
Mis ojos estaban llenos de interrogantes, que saltaban ansiosos por ser respondidos.
- Me llamo Aishwarya y soy tu hermana. Fuimos separadas al nacer. Sus palabras descorrían lentamente un velo que hasta ese momento ignoraba que existía.
Preguntas que nunca fueron formuladas se encontraron con las respuestas que había venido a buscar.
- ¿Como me encontraste?
- Tú me encontraste a mí ¿recuerdas?
Una carcajada liberó la tensión que se anudaba en mi garganta. Abracé fuertemente a Aishwarya, mi hermana. Paladeé esa palabra cual dulce caramelo. Me senté frente a ella y dije:
- Ven, tenemos mucho de qué hablar.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Nelly

Llegaste unos minutos después que yo. Te sentaste a mi lado, justo frente a la puerta del consultorio. Era temprano y aún no había muchos pacientes esperando. La conversación fluyó y en pocos minutos sabíamos mucho más la una de la otra de lo que se podría imaginar entre dos desconocidas.


Supe de tu dolor, conociste mis miedos. Los velos de las confesiones que uno guarda para si fueron descorridos con increíble naturalidad.


La doctora llegó y nuestro tiempo compartido terminó, dejándonos hambre de más.


Nos despedimos apuradas, sabiendo tan sólo nuestros nombres...


Todo el día pensé en vos, me trajiste recuerdos de personas que ya no están a mi lado. Sentí la tibieza de tu corazón que con una mano invisible tocó el mío. Por unos minutos las ausencias se llenaron de vos.


Seguramente nos habíamos conocido en otra vida, en otro tiempo, en otro espacio. .. La conexión que tuvimos no pudo haber nacido ayer. Sentí que alguien desde algún lugar me mandaba un mensaje a través .tuyo. Tuve la suerte de comprenderlo, de que no pasara desapercibido.


Sé que volveré a verte, quién sabe, algún día, en algún lugar... Es que aún nos queda mucho por hablar...

viernes, 14 de diciembre de 2012

Una tarde maldita


Su piel era tan blanca, tan suave, tan tersa. Su aroma lo envolvía, lo atraía como un imán. No pensó que estaba mal lo que sentía, no censuró esa atracción que ella le provocaba.  Aprovechó una tarde en que se habían quedado solos. La llamó y comenzó a excitarse con solo verla aparecer. Era tierna, dulce, angelical. Un cosquilleo en su ingle desencadenó lo que tanto tiempo había soñado, hacerla suya, poseerla, ser su primer y único dueño.
El mundo rosa, mullido, acogedor se transformó en un instante en una caverna fría y oscura. No comprendió porque, no sabía qué hacer con ese dolor que la desgarraba por dentro. Quería gritar, mas su grito quedó petrificado bajo su peso, su fuerza, estrellándose y haciéndose añicos, como un espejo roto en mil pedazos. Y cada uno de esos vidrios se incrustaba a un mismo tiempo, provocando un dolor indescriptible. Le dolía el cuerpo, si, y le dolía más la decepción, la sorpresa, el derrumbe de su vida.
No sabía a quién acudir, él le había asegurado que nadie le creería, que la tomarían por loca, que la encerrarían… No supo qué hacer, por algún motivo le creía, a la vez que le temía. Su alegría la había abandonado aquella tarde para siempre. Nunca más volvió a sonreír. Se limitaba a hacer todo lo que esperaban de ella, era como si viviera en piloto automático.
La escena se repitió una y otra vez. Durante seis largos años. Seis largos años que le fueron robados, ultrajados, asfixiados. Seis largos años de almohadas empapadas, de sueños aplastados, de inocencia arrebatada. Seis largos años que ella tomó un día entre sus manos temblorosas y tomó una decisión  definitiva.
Cuando abrió la puerta se sorprendió de ver a dos policías. Traían una orden de arresto. Las palabras comenzaron a hacer piruetas en el aire, dejó de escucharlas, sólo algunas sueltas llegaban a sus oídos…denuncia… acompañar…tiene derecho… callado….en su contra…Su cerebro se negaba a  cooperar, ¡no era posible! Le estallaba la cabeza que se tomó con ambas manos, no, no era cierto, su chiquita, su propia hija lo había denunciado.

jueves, 29 de noviembre de 2012

La pesadilla de Carlos


Este mes en el proyecto de Adictos a la escritura la propuesta es la escribir  un microrelato con la     elección de un texto entre tres
opciones 

Elegí: Un hombre en una consulta dental, con fobia al dentista. No pueden utilizarse en el texto las siguientes palabras: MIEDO, TERROR, PANICO, FOBIA,PAVOR




Ubicado en el sillón comenzó a temblar
- Cálmese buen hombre, esto no le va a doler.

No existían las palabras que pudieran convencerlo. Había intentado todo: ejercicios de relajación, control mental, medicina alternativa. Nada  consiguió relajarlo. Debía hacerse un tratamiento dental, quisiera o no.
El dentista, hombre experto, había tratado varios pacientes como Carlos. Sabía que existían casos extremos, y que nada funcionaba. Hace unos meses había elaborado un plan que venía funcionado con éxito. Decidió utilizarlo también con Carlos. Apretó un botón y Giselle apareció al son de una suave música.
Vestida con un delantal de enfermera, cofia, medias blancas caladas con ligas, ropa interior de encaje. Lentamente comenzó a desvestirse, con movimientos sensuales, invitantes, provocadores. Giselle era una artista, sus pasos eran felinos, hipnotizadores, audaces...
Cada prenda iba deslizándose suavemente  al piso, formando una montaña de erotismo en el suelo.
Listo mi amigo, ya acabé. Puede cerrar la boca.-

lunes, 26 de noviembre de 2012

Dolores de guerra




La angustia se acurruca en un rincón, empujando a su paso al miedo y la incertidumbre. Veloz viene detrás la impotencia, que aplasta al resto, dejando a mi alma anegada de lágrimas...


Pintura de Afredo Sincleir

viernes, 23 de noviembre de 2012

Guerra



Los aviones rugen furiosos
lastimando el cielo
en su intento claro
de a su gente defender. 

La tierra clama
en nubes negras.

El odio ciego
aplasta la inocencia
tras máscaras absurdas,
cobardes.

¿Y la paz?

La paz se esfuma
desangrada.