lunes, 7 de agosto de 2017

Buenas vecinas

Estaba quedándome dormida, cuando apareció. Me llamaron la atención sus dientes, demasiado grandes para su boca. Nos miramos en silencio, como estudiándonos la una a la otra. Su cabello era rubio, lacio, apenas pasando los hombros, no era especialmente linda. Su mirada clara no me inspiraba  confianza.
-¿Quién sos? pregunté curiosa.
Sonrió y mostró más sus dientes, como si esto fuera posible.
Pensé que era una maleducada, ni siquiera se molestaba en contestarme.
-No tengo porque, dijo.
La miré sin comprender.
Viendo mi confusión aclaró: -No tengo porque darte explicaciones de quien soy ni que hago aquí, solo pasaba por acá, y mi curiosidad me trajo a verte.
Pensé que esta mujer debía tener algún trastorno.
-No, no tengo ninguno.
Abrí los ojos como platos y ella comenzó a reírse con ganas.
-Ves, por esto vine, me encanta meterme en los sueños de la gente y desestabilizarlos, y antes que digas nada, te aclaro que en este mundo paralelo está permitido entrar y salir de ellos sin pedir permiso. Y como me caes bien te cuento que estoy esperando que mi amiga se duerma para acostarme con su marido en su propia casa. ¿No es excitante?
-Me parece horroroso, le dije casi gritando.
-No necesitas levantar la voz, ¿todavía no te diste cuenta que estoy dentro de tu cabeza y puedo saber todo lo que pensás, lo digas  o no?
Me quedé congelada en el lugar. No estaba acostumbrada a sentirme tan expuesta, y la sensación no me agradaba en absoluto.
-Acostumbrate me dijo, me estoy divirtiendo muchísimo, así que es probable que vuelva otras noches…La vieja de abajo es muy aburrida, solo sueña con el difunto. En vos hay más potencial.
Mientras le clavaba la mirada, intentando ser intimidante le dije: -No sos bienvenida. Me caes pésimo.
-¿Pensás que me importa?
Su falta de consideración y respeto lograron desestabilizarme, aún soñando me sentía inquieta e incómoda. Era claro que era un sueño y sin embargo todo era muy real…
Siguió provocando y molestando casi toda la noche, discutimos acaloradamente por su conducta, que intentaba justificar con todo tipo de excusas, se burlaba de mí por ser tan naif, predecible y no sé cuantas cosas más. Su risa retumbaba en mi cabeza, incluso después de despertarme.

Me prepare café y salí apurada. Mientras esperaba el ascensor rogaba no llegar tarde otra vez. Al abrirse la puerta me quedé petrificada, al lado de mi vecina de arriba estaba la rubia de dientes enormes. La mire incrédula mientras ella intentaba esconderse detrás de mi vecina. Vi el sonrojo de sus mejillas y dije en voz alta: Ahora es mi turno de reírme ¿no?

jueves, 2 de febrero de 2017

Buenos amigos

Clara lo quería. Todos lo sabían. Eran amigos desde la escuela. Lo que nadie sabía era que Clara estaba enamorada de Antonio. Ella se encargó de ocultarlo bien.  Cuando iban juntos al colegio su amor era secreto, eran amigos y se llevaban realmente bien, tenían gustos parecidos y eso los acercaba. Sin embargo Antonio siempre la trataba como a una hermana menor, protegiéndola y aconsejándola, a pesar de tener la misma edad. Era su confidente. Clara sabía con quien habia salido, a quien pensaba invitar al cine y con cada una de las chicas que se había acostado. Era una excelente actriz pensaba, ya que sabia mantenerse neutral ante cada nueva conquista. Al menos en apariencia, porque por dentro su corazón parecia resquebrajarse ante cada nuevo amorio.
El tiempo pasó, llegaron nuevos amores y compañeros de ruta. La primera que anunció su boda fue Clara. Ernesto era un hombre muy apuesto, comprensivo y tierno. Un hombre ideal. Unos años después fue el turno de Antonio. Conoció a Silvia en un viaje, y pocos meses despues decidieron casarse. Clara no estaba preparada para las sensaciones que la embargaron. Pensó que Antonio era un amor del pasado, platónico, sin embargo se vio invadida por una oleada de celos y tristeza infinita, que la sorprendieron mucho. Se quedó muy pensativa con la noticia y a Antonio no le pasó inadvertido. Estaban sentados en un café, disfrutando del habitual cortado y cappuccino, con una porción de  torta de manzana que a menudo compartían.
-¿Qué pasa Chiquita, no estas contenta?
Amaba la forma en que él la llamaba, aunque ya no fuera chiquita,en sus labios sonaba como una caricia.
-Claro que estoy contenta Antonio, un poco soprendida por lo rápido que suceden las cosas…
-Jajaja, estoy llegando a una edad que las cosas se hacen sin tantos rodeos Chiquita…
-Estás enamorado o la querés?
-¿Es que acaso hay diferencia?
¡Por supuesto! Amar y querer no es lo mismo.
-A ver, sabelotodo , explicame.
-Querer es un sentimiento tranquilo, que te da paz y seguridad. El que quiere muchas veces se deja querer, se siente acompañado, auyentando la soledad, los fantasmas. Querer es un mar en calma. En cambio amar, es padecer. Es sentir miedo de perder al otro, de no verlo más, de no tenerlo cerca, es un mar embravecido con olas que te mecen y te sacuden a la vez, que te arrullan y te desestabilizan a un tiempo, es conocer al otro en sus gestos, en sus sueños, en sus pesadillas, es conocer sus defectos y aprender a convivir con ellos, es proyectar un mismo camino, es transitar un sendero a veces empinado, a veces llano, y si hay tropiezos saber levantarse juntos, aprendiendo de los errores y sentirse pleno con su sola presencia…
-¿Eso es lo que sentís por Ernesto?
Clara se quedo petrificada ante esa pregunta, debia pensar rápido una buena respuesta. El mozo apareció de repente para retirar las tazas y preguntar si querian algo mas. Clara aprovechó ese momento para disculparse porque tenia una reunión y dejó a Antonio con un beso rápido.
No se  vieron varias semanas, aunque hablaban por telefono seguido. Clara lo evitaba sutilmente, temiendo que el quisiera retomar la conversacion que habian mantenido en el bar. Finalmente llegó el dia de la boda. La ceremonia no fue especialmente emotiva aunque Clara no dejaba de llorar y la gente lo adjudicaba a la emoción. Viajaron de luna de miel y al regreso se encontraron en el lugar habitual con la torta de manzana y los cafés de siempre.
-Parece que nada cambia dijo Antonio sonriendo.
-Algunas cosas si, dijo enigmática.
-Eso intrigó a Antonio, lo vio en sus ojos. Se perdió en ellos, como le pasaba siempre que lo miraba fijo.
-Me separé de Ernesto. Antonio quedo petrificado esta vez, con miles de preguntas que se le atragantaron. No hizo falta preguntar nada. Clara le explicó que las cosas hacia tiempo no andaban bien entre ellos, y que cuando por milésima vez le dijo a Ernesto que no queria tener hijos con él decidieron separar sus caminos.
-¿Hijos con el? Quiere decir que si querés hijos pero no con él?
Clara lo miró, sabiendo que el podía leerla entre líneas, porque a veces le parecía que la conocía mejor que ella misma, y aún así sabia que no podia decirle la verdad, Antonio acababa de volver de su luna de miel y todo parecia en orden. No tenia derecho… 
-No, no es eso, es que no sentia que era el momento, mintió lo mejor que pudo. No sientas pena por mi, me siento liberada. Ernesto siempre fue muy bueno conmigo, pero…
-No lo amas,la cortó Antonio. Esta vez fue el celular de Antonio quien le evitó tener que contestar.
Antonio se disculpó y se fue. Un cliente lo estaba esperando.
Pasaron unos minutos y cuando Clara estaba a punto de irse entraron unos delincuentes a asaltar. Estaban realmente alterados, la gente gritaba histérica y eso los ponía peor. El robo duró unos pocos minutos, los suficientes para disparar al encargado,  algunos de los clientes y  al dueño del bar. Hubo dos muertos y varias personas heridas. Entre ellas Clara, que fue llevada al hospital en estado critico.
Cuando Antonio llegó a la habitacion alli ya estaban Ernesto y Silvia. Casi ni los miró. Sus ojos se posaron en Clara, tan blanca como la sabana que la cubría. Tubos y cables aparecían conectados por todos lados, un zumbido constante perforaba el silencio. Antonio no pudo contenerse, el llanto lo sacudió con fuerza, ya nada le importaba, porque estaba a punto de perder lo que mas queria en el mundo, Clara , su Chiquita.
-Clara hay tantas cosas que quiero decirte, tenemos tantas cosas que hacer juntos todavia, necesito decirte algo, algo que nunca me animé a decirte por miedo a perderte, y ahora irónicamente, te lo quiero decir, aunque sea demasiado tarde, ¿Te acordás cuando me explicaste lo que es amar a alguien? El mar embravecido, miedo de perder al otro, y... Te amo chiquita, con todo mi corazón.
Todos lo miraron incrédulos, incluso Clara, que en ese preciso instante abrió los ojos.