jueves, 28 de marzo de 2013

Ignorados por la vida


Ignorado,
atrapado en la neblina,
de la indiferencia.
entre hombres
que apurados corren
a ningún lado...
Las horas se arrastran
agónicas
iguales,
vacías, 
sordas…
Espejos rotos
astillados
con trozos del ayer,
una vida que se escurre
entre dedos temblorosos,
sucios
y solos, 
tan tristemente
solos…

domingo, 17 de marzo de 2013

Un viaje de novela


Subí al tren justo antes de que arrancara. Me senté en el primer asiento vacío que encontré. Me puse a mirar por la ventana, pronto todo perdió forma, tornándose difuso a medida que la velocidad aumentaba. Preferí concentrarme en el interior, un incipiente dolor de cabeza arañaba mi sien, era mejor no provocarlo más. De pronto la vi. Era imposible, seguramente mi imaginación me estaba jugando una mala pasada. No podía sacarle los ojos de encima, nuestras miradas se encontraron, y me sonrió. Ahí no tuve más dudas. Aproveché que a su lado el asiento estaba libre, así que junté mis cosas y me apresuré a sentarme junto a ella, no fuera cosa que alguien más la descubriera y me arrebatara la oportunidad.
- Te admiro profundamente, dije. Leí todos tus libros. También escribo…
Isabel me miró y pareció complacida. En realidad pensaba si compartir conmigo su secreto, y decidió que sí.
- Viajo a la Casa de los Espíritus me dijo en un susurro.
- No creo haberte escuchado bien.
- Me has oído perfectamente, ¿quieres venir conmigo? Y sin darme tiempo a responder me tomó la mano e inmediatamente sentí un vértigo amenazante…
Cuando miré a mí alrededor comprendí que estábamos efectivamente en la casa de Clara y Esteban, si hasta Barrabás apareció de la nada moviéndome la cola.
- Esto no es posible – dije en un tono casi inaudible.
Isabel sonrió al tiempo que contestaba: – Claro que sí, suelo visitar a mis personajes, los cuido, me intereso por sus cosas, me preocupo por ellos. Lo hago a menudo. ¿Me dijiste que escribes no? No deberías sorprenderte tanto entonces.
Me quedé paralizada al ver a Blanca, tan hermosa y parecida a su madre. La nana la venia siguiendo de cerca. Estaba realmente allí, no era un sueño. Podía verlos, escucharlos, y… ¿tocarlos? No estaba segura, y no pensaba quedarme con la duda. Me acerqué a Clara, ese personaje entrañable y lleno de misterios. Le acaricié la cabeza, ella inmediatamente me espantó como si fuera una mosca.
- Isabel, esto es maravilloso, no puedo aun creerlo. ¡Tenés que enseñarme!
- Se está haciendo tarde, debemos irnos.
Abrimos la puerta de calle. Me di vuelta para retener en mi memoria este momento único, temiéndolo irrepetible. Vi a Clara que se acercaba.
Cerró la puerta tras nosotras, casi juraría que la escuché decir “Vuelvan cuando quieran”.

Relato en homenaje a Isabel Allende, autora de numerosas novelas, entre ellas La casa de los espíritus en 1982, mi preferida, en el marco del Taller de escritura La búsqueda

domingo, 3 de marzo de 2013

Mpbllnd Un pueblo singular


Mpbllnd es un pueblo único. Nunca había estado en un lugar así. Sus habitantes no hablan, no escriben ni leen. Todos se comunican por señas. Lo conocí de casualidad, una tarde en que me perdí. Al llegar me llamó la atención la falta de carteles. Las calles no tenían nombres, los negocios estaban abiertos de par en par para que la gente pudiera ver la mercadería que allí se ofrecía. Detuve a un muchacho para preguntarle donde estaba. Me miró de arriba abajo, evidentemente sorprendido de escucharme hablar. Me hizo señas que no entendía lo que yo quería de él y se fue casi corriendo. Vi una mujer con una nena de la mano, me acerque y tampoco logre hacerme entender. Debo admitir que el lugar me intrigó. No entendía como era posible vivir así, sin radio, televisión, sin diarios, noticias... La gente no se enteraba de nada, no había habladurías, engaños, mentiras... Los chicos jugaban libremente, nadie ganaba ni perdía, nadie lloraba (no tenían motivo), solo reían y se divertían...

Llegué a un estadio de fútbol, donde todos jugaban y disfrutaban al mismo tiempo. Evidentemente a nadie le importaba el resultado.

La gente no hablaba por teléfono, sólo se miraban a los ojos y con señas se decían todo lo que necesitaban decirse.

El lugar me atrajo como un imán, no podía irme de allí. Veía que la gente era feliz, aunque no pudieran decirlo. No había caras tristes, ni gente preocupada. Cada uno sabía lo que tenía que hacer y simplemente lo hacía.

Al caer la noche llegue a un lugar que parecía una posada. Detrás del mostrador había un hombre encorvado, con pelo y barba larga blanquísimos... Me miró, lo miré. Me sonrió, sonreí... Me dijo "Bns nchs". ¿Perdón? dije sin comprender. "Bns nchs" repitió. De pronto comprendí todo. Con muchísimo esfuerzo convoqué a todo el pueblo, los reuní en la plaza que estaba en el centro. Llegaron todos, chicos, jóvenes, viejos, mujeres, abuelas... Me subí a un banco para que todos pudieran verme. Me miraban extrañados, curiosos... - Amigos - les dije, lo que le falta a este pueblo son las VOCALES, por eso no pueden hablar, ni leer, ni entenderse. Les enseñé a comunicarse, insertando las vocales que parecían haber perdido quién sabe dónde. Al despuntar la mañana estaban eufóricos, probando comunicarse, hablarse, escribirse. Uno corrió a la entrada del pueblo y colocó un enorme cartel con el nombre: MI PUEBLO LINDO. Antes de irme vi al viejo de la posada, le sonreí, el no. De todos modos le dije -Buenos días. Mi miró como quien ve al mismísimo diablo.

Relato para el Taller de Escritura La Búsqueda: http://tallerlabusqueda.wordpress.com/2013/02/21/mpbllnd-un-pueblo-singular-por-gabriela-szuster/