martes, 12 de abril de 2011

Historia de feos

Al vestirse evitaba mirarse al espejo. Odiaba su rostro de ojos hundidos, pequeños y sin brillo. Su pelo oscuro enmarcaba una cara demasiado ovalada, y de pómulos marcados. Habia pasado años de su vida estudiándose, probando gestos, sonrisas, pero no habia nada que hacer, era fea y tenia que aceptarlo algún día. Camino al trabajo ni siquiera se detenía en las vidrieras, por temor a que los vidrios reflejaran su imagen. Al llegar a la oficina sus compañeros la saludaban y comenzaban a traerle las tareas del día. Ella sabia que la toleraban por su eficacia, pero que evitaban mirarla. Se había acostumbrado a eso, era asi en todos lados.

De regreso a su  casa esa tarde, no intuía Adela que su destino estaba por cambiar para siempre.

Enrique se habia resignado. Su fealdad era un estigma que lo marcaba desde pequeño. Su piel tenia una rara enfermedad con marcas que lo surcaban como rios. Se sabía feo pero su natural simpatía le abria puertas. Sostenia que poca gente era capaz de ver más alla de la fealdad de las personas, atravesar esas muecas grotescas que eran sus caras, y llegar al alma, que casi siempre era mucho mas linda.
Enrique era escritor, utilizaba la pluma para hilvanar historias y poemas. Tenia talento. Se creia afortunado, porque a pesar de su fealdad tenía el don de crear bellas obras. Y eso, según decia, lo compensaba. Queria enamorarse, y sobre todo ser amado. Sabia que eso era imposible, su teoria se aplicaba especialmente a las mujeres, que lo podian ver a lo sumo como un buen amigo.
Esa tarde en la libreria donde firmaba los ejemplares de su último libro la vio. Parecia un ratón asustado y una fibra íntima de su ser se conmovió de manera inexplicable.
Se levantó y se acercó , y al verlo dirigirse hacia ella una expresión de asombro le iluminó por un instante sus apagados ojos.
- me llamo Enrique y queria preguntarte si conoces este libro.
- claro que lo conozco, es de mi escritor preferido.
- gracias- dijo Enrique.
- no entiendo, vos que tenes que ver?

La carcajada de Enrique  hizo que varias personas los miraran, produciendo una evidente incomidad en Adela.
El tomó su mano y la llevó aparte donde pudieran conversar sin llamar tanto la atención. El contacto de su piel le generó una corriente electrica , cosa que no pasó inadvertida para Enrique que no pudo evitar sonreir.
- de que te reis?
- de nada.
- de mi cara?
- que tiene tu cara?
- te estas burlando? Y sin más se dio media vuelta dispuesta a irse, pero Enrique la tomó del brazo y antes de que pudiera reaccionar la besó, casi con desesperación.
Todo su cuerpo comenzó a temblar, conmovido por una ola de sensaciones absolutamente desconocidas. Quiso correr, Enrique la detuvo: no corras, no tiene sentido, ya estamos unidos para siempre.

Inspirado en el cuento "La noche de los feos" de Mario Benedetti

8 comentarios :

  1. Un auténtico alegato contra las normas sociales que determinan lo que es feo o lindo, y que tanto daño nos han hecho y nos siguen haciendo.
    Gracias de parte de un feo.

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  2. Muy bella historia, Gamyr, es una verdad de perogrullo, pero la belleza y la fealdad son hechos subjetivos, aunque, lamentablemente, hoy muy manipulados por los mass media.
    Un beso enorme.
    Humberto.

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  3. Como dice el personaje pocos son los capaces de ver la belleza del alma, esa es la que cuenta !
    Gracias Dany

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  4. Si Humberto, es cierto que es subjetivo, pero la sociedad se maneja por esos codigos, generalmente crueles y superficiales. Gracias por tu visita.

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  5. Y la verdadera belleza habita debajo de la piel... Felices aquellos que trascienden lo visual, serán felices siempre... La belleza física solo dura un instante...

    Me gustó mucho Gamyr, llegué por el blog de Aida y me encantó lo que leí...

    Beso

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  6. Bienvenida novia a mi blog! Es cierto, ver más alla de la cáscara es casi un don.
    Un beso y gracias por comentar.

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  7. es asi, linda, hay que saber mirar detrás de la piel. El envase es transitorio, se acaba rapidísimo

    besos

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  8. A veces el envase no se acaba, simplemente no esta y aún asi es necesario ver más alla...
    Besos Laura

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