Buenos Aires, 17 de junio de 2014
Querido Andrés:
Sé que cuando recibas estas líneas estarás a miles de kilometros, preparándote y organizando tu nueva vida, tan lejos mio. Mi carta te sorprenderá mucho. Prometo ser breve, conozco de sobra cuánto valor le das al tiempo.
Si pudiera odiar, te odiaria. Odio que no me ames, que nunca te hayas fijado en mi. Odiar me deja sin energías, por eso elijo otro camino, más sútil y mucho más efectivo. Desde el momento que anunciaste tu traslado a las oficinas de Tokyo, hace cinco meses, incluí en tu café de cada mañana pequeñas dosis de un preparado muy efectivo, no deja ningún rastro, mientras hace su trabajo. Muy pronto comenzarás a sentir los síntomas sin que puedas hacer nada, no existe antídoto en el mundo. Odio el odio y odio a los que odian, habiendo caminos mucho más fáciles y discretos. Nunca existí para vos, una secretaria gris e invisible, un ser que opacaste con tu luz. Te conformaste con mi eficiencia, no pudiste ver más allá, no reparaste en la mujer apasionada que escondida tras las gafas y un atuendo recatado clamaba por tu amor. Creeme que lo siento.
Nos reencontraremos en el infierno,
siempre tuya
Gladys
Que maja la loca...
ResponderEliminarBesos.
Loca? Te parece? Jajajaja
EliminarBesos
Pues para no odiar se la ve un poco resquemada.
ResponderEliminarMuy buena carta.
Besos
Gracias Sergio.
EliminarBeso
Ay, Gladys, Gladys!!!!!
ResponderEliminarEse veneno te hará más daño a vos que a tu ex jefe!!
Al menos, la delicadeza de avisarle, para que decida qué hacer con sus últimos días... me parece un buen detalle.
Je je je je, muy divertida!!
Besos ♥
Gracias dondelohabredejado!
EliminarBesos
Por favor, un final retorcido como siempre.....
ResponderEliminarun beso
Te parece Karin?
ResponderEliminarBeso
Me hizo acordar al relato que escribiste sobre la madre, el hijo y su nuera...y el viaje a Europa....
EliminarMe sorprendo siempre con los finales, me gustan. Seguí adelante.