Me encanta. Anita me acaricia. Me hamaca. Me duerme. Me sube a la calesita. En realidad, la calesita del parque me gusta, la otra no, esa donde me pone su mamá, aplastado, con mucha ropa sucia y me deja mareado muchos días y con gusto a jabón en la boca. A Anita tampoco le gusta que la mamá me ponga ahí. A veces se asoma a mirarme, y da grititos cuando ve una partecita mía entre montañas de ropa y espuma. Después salgo estropeado pero limpito, con olor a flores...
Hoy estoy triste, hace días que Anita ni me mira. Es que recibió una muñeca nueva, y parece que se olvidó de mí. La lleva a pasear en el cochecito, la acuesta a dormir, le da de comer... Comienzo a mirar a mi alrededor y veo otros como yo, con la mirada triste y el corazón de trapo hecho un nudo. No estoy solo. Me acerco a un león y lo miro. El no parece verme. Me tiro hacia adelante y con mi pata lo toco. Ahora sí me mira, y creo ver un esbozo de sonrisa. Me acerco un poco más, y ya no hay dudas, me sonríe. Hace tanto que nadie me toca que me había olvidado lo que se siente, me dice apenado. Comenzamos a charlar; y los otros, que al principio nos miran asombrados, se van acercando lentamente. Pronto somos un gran zoológico de suave peluche, de colores y tamaños variados, pero en todos puede verse la decepción. Charlamos toda la noche. Finalmente decidimos crear el Sindicato de los Muñecos Olvidados. Comprendimos que no éramos los únicos, debía haber muchos más como nosotros, en otras casas, otros barrios, otras ciudades, otros países. ¡Seremos millones en el mundo! Debíamos organizarnos. Yo fui nombrado el presidente, un puesto de gran responsabilidad. Al león lo nombré mi secretario, no le importó, no se creía el rey me dijo guiñándome un ojo. El mono se ofreció a ser el vocero, ya que podía ir por los árboles desparramando la noticia. Al cabo de una semana éramos muchos, teníamos que ser cuidadosos y no armar barullo. La mamá de Anita entró de repente, nadie se había percatado, hasta que fue demasiado tarde. Nos vio a todos en ronda, debatiendo ideas y proyectos. Es cierto, la habitación estaba desordenada, alborotada... La mamá retó a Anita, que lloraba acongojadamente, mientras trataba de explicarle a su madre que ella no había causado ese caos. La mamá le dijo que tenía demasiados juguetes, que ella no podía limpiar todo el día y acomodar tanto desorden, porque ella ahora tenía un bebe en la panza, un hermanito para Anita, y debía guardar reposo. Se pusieron de acuerdo. Todos comenzamos a temblar, enormes bolsas negras aparecieron como por arte de magia, y nos fueron poniendo a todos. Unos pocos se salvaron. Cuando ya no cabíamos más nos cerraron con fuerza, aplastándonos casi sin poder respirar. Nos llevarían a un lugar nuevo, tal vez hasta que nazca el hermanito...
Pasó el tiempo, nadie vino a buscarnos jamás. Se apagaron nuestros sueños, nuestros proyectos. Quedamos en la oscuridad absoluta. Nuestro futuro es tan negro como la gran bolsa de nylon que nos
cobija.
Me recordó a Toy Story.
ResponderEliminarMuy bueno.
Besos.
No lo pense.
ResponderEliminarBesos Toro.
La triste realidad de los juguetes usados,o no a veces,porque se les quedan prácticamente nuevos y ya están olvidados...
ResponderEliminarLo mejor es hacerles acompañarnos y llevarlos a hogares como orfanatos por ejemplo,donde los niños los reciben ilusionadísimos.
Es una manera de que comprendan,compartan y valoren.
Besos.
Me pasó lo que a toro...es un cuento muy hermoso aunque un poco triste.
ResponderEliminarmil besos.
Es asi, lo mejor es donarlos y alegrar el corazón de otros niños.
ResponderEliminarBesos Marinel
Es triste Morgana, pero pasa...
ResponderEliminarBesitos
Creo que todos los juguetes han pasado por ese estado de “sentirse desplazados” por el nuevo que llega, así que no quiero una barbie (aunque si pudiera achicar mis caderas no me vendría nada mal)
ResponderEliminarMe ha gustado la historia, es tierna, y si la miramos desde el ángulo de la vida esto suele suceder con otras cosas; todo se va renovando, aunque lo nuevo no sea lo mejor.
Besos
Jajaja VivianS, quien no sueña con ese cuerpo de Barbie? Hay que conformarse con lo que hay.
ResponderEliminarLa renovación siempre es buena, pero pobres juguetes... Si al menos los regalaran a otros niños...
Besos
Muy tierno y muy triste. Actualmente algunos niños tienen tantos juguetes y a veces no disfrutan ninguno, mientras hay otros que nunca tuvieron un juguete.
ResponderEliminarAbrazo
Probrecitos, ojala esa bolsa hubiera sido entregada a algún niño que no tenía!!
ResponderEliminarMe gustó mucho, muy tierno!!
Un gusto pasar a leerte!!
Es una triste realidad.
ResponderEliminarBesos Lapislazuli
Ojala Patricia.
ResponderEliminarBienvenida
No me esperaba el final, ha dado un giro drástico...es triste, pero como has dicho, esas cosas pasan.
ResponderEliminarPobres peluches, jooooo...
ResponderEliminarMuy tierno y dulce, me ha encantado:D
Bienvenida, adicta^^
Pásate a leer el mío si quieres, por aquí me tendrás:D
Besikosss
Que nostalgia. Todos hemos tenido algún juguete que nunca olvidaremos. Él nos acompañó en la infancia sacándonos risas y enjugando nuestras lágrimas. Que tiempos tan bonitos. Un beso Gamyr.
ResponderEliminarAngy w. me alegro haberte sorprendido.
ResponderEliminarBesos de bienvenida !
Karuna claro que no siempre hay finales felices. Es parte de la vida.
ResponderEliminarTa; vez, en vez de tirasrlos podrian llevarlos a un hospital u orfanato. Asi la sensacion de alegrar a otros apaga la tristeza.
Besos y bienvenida al blog!
Karol gracias !!!
ResponderEliminarYa te estoy leyendo, besos !!!
Karras los juguetes acompañaron nuestros momentos más tiernos, y claro que los recordamos!
ResponderEliminarBesos
a mí también me recordó a Toy Story, pero más realista... los juguetes siempre salen perdiendo con nosotros los humanos...
ResponderEliminarPuede ser que asi sea. Depende.
ResponderEliminarGracias y bienvenida Debora :)
Hola Gamyr!
ResponderEliminarBienvenida a Adictos :D
Nunca pensé que un peluche pudiera sentirse así u.u mira que tuve muchos, recuerdo a un gran conejo que tuve cuando era niña; se rompió y lo tiraron a la basura sniff!
Al menos me siento bien de que tengo un par junto a mis queridos libros :D
Saludos!
Hola Esther, tal vez no todos los peluchas sientan asi, al menos eso espero!
ResponderEliminarQue lindo que tengas algunos, a mi tambien me encantan !
Besos y gracias :)
Todo pasa, nada es permanente, y así también muchas veces nos hemos sentido como esos juguetes… ¡desplazados!
ResponderEliminarUn abrazo fuerte
muy buen comienzo en Adictos, linda, me encantó este texto y te felicito por la elección
ResponderEliminarbesos
Endless Love, no lo habia pensado asi, pero es cierto, muchas veces nos sentimos desplazados.
ResponderEliminarOtro abrazo para vos.
Gracias Laura !!! Muchas gracias.
ResponderEliminarBesos
Se me hizo tan triste tengo la manía de ponerme en el lugar de los personajes y sentir lo que sienten, y tu haces y tu escrito me hace aún más fácil ahcerlo jejeje, donarlos si es la mejor opción <3
ResponderEliminarGracias por tu escrito y por tu visita a mi espacio :)
Seguro que es triste Lunella, tambien intente yo ponerme en el lugar de un peluche para sentir como el.
ResponderEliminarGracias y bienvenida :)
¡Qué cuento tan bonito!
ResponderEliminarMe hizo recordar a la peli Toy Story, aunque tu relato es mucho mejor.
Un beso muy grande.
Triste final, pero muy buen relato, por momento crei que se armaría una guerra de amor de peluches ;) ¡saludos!
ResponderEliminarHahaha, muy tierno, por un momento pensé que se revelarían contra la niña. Me encantó.
ResponderEliminarCris S.
Hola :D
ResponderEliminarLos juguetes son la cosa más triste y hermosa del mundo uwu.
Pero me he acordado de ello, con estos relatos. La cruda realidad. Es tierno y deja un sabor agridulce.
¡Besos!
Ya me lo han dicho Towanda ( lo de Toy Story digo) , que mi relato es mejor no, jajajaja.
ResponderEliminarBesos
Mario O. D tal vez la próxima! Gracias.
ResponderEliminarBesos
Gracias Cris.
ResponderEliminarPukitchan los juguetes son una parte importante de nuestra vida, la niñez que ya pasamos,algunos hace tiempo :)
ResponderEliminarBesos y bienvenida ♥
Que triste el final.. Yo aun pensaba que tal vez los iban a llevar a otro lugar con otros niños.. que mal que no.
ResponderEliminarBonito relato
Besos :)
Kate hubiera estado bien que asi lo hicieran, tal vez algun dia...
ResponderEliminarPobre peluche y sus sueños rotos. Esta es la sociedad del usar y tirar, quizás por ello no valoramos jamás lo que tenemos, por poco o viejo que sea.
ResponderEliminarUn saludo
ibso
Es verdad, ya todo es descartable.
ResponderEliminarSaludos Ibso, gracias por tu visita y comentario :)
Muy triste, no pude dejar de recordar a Toy Story, creo que desechamos todo en nuestra vida cuando conseguimos un juguete nuevo
ResponderEliminarHay juguetes que son especiales y ningun otro lo puede reemplazar.
ResponderEliminarGracias por tu visita Allosaurus :)
hola GaMyr,
ResponderEliminaralgunas veces es así en la realidad. Bonita y triste historia, a la vez muy buena..
Extrano tu gadget "submit by email"
un abrazo^^
Gracias Rebecca.
ResponderEliminarUn abrazo
Me fijo, yo no lo saque :(