miércoles, 1 de octubre de 2014
Asesina del amor
No podía permitir que él conociera mi secreto, hubiera sido demasiado cruel. Se enamoró como un gil, a mi también me pasaban cosas, sería estúpido negarlo. Nunca un tipo así se fijo en mí, y me dio pena desencantarlo. Hasta ahora mis relaciones con los hombres fueron un par de encuentros, sacarnos las ganas y seguir cada uno su camino. Siendo quien soy es impensable el cuentito rosa de la mujer casada, con hijos, una casa con jardín y perro. Siempre fui independiente, trabajo por encargo, y no le rindo cuentas a nadie. Cuando me pega la soledad voy a un bar y siempre engancho alguno para pasar el rato y acallar los fantasmas. Después vuelvo a lo mío, renovada y sin demasiadas cavilaciones. Esteban fue una novedad para mi. Un tipo guapo, trabajador y principalemente honesto no se había cruzado nunca en mi camino. No podía contarle mi verdadero trabajo, así que le mencioné la versión oficial: escritora de historias policiales. Por supuesto no le aclaré que en realidad soy la heroína de todos los cuentos. Esteban se entusiasmó con mi trabajo, (ficticio) y le conté unas cuantas historias (reales). Lo conocí en un bar que no suelo frecuentar, en una zona de ricachones, a la que fui después de liquidar a mi última víctima. Estaba realmente hambrienta, asi que me metí en el primer lugar abierto que encontré sin pensarlo dos veces. Y ahí estaba él, cenando con un amigo. Cuando se levantó de la mesa chocamos, una cosa llevó a la otra y terminamos en su cama. Me pidió mi número y se lo dí. Estaba segura que no volvería a saber de él. Dos días más tarde me llamó y arreglamos para vernos. La cuestión es que hace tres meses que tenemos una relación. El quiere hacer de esto algo realmente formal, y por supuesto que yo me niego. Es lo mejor que me pasó en la vida, no hay dudas de eso. Sin embargo, esta noche me emborraché y le dije que lo nuestro no iba más. Y ahora sólo me queda llorar por mi mala suerte.
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Me quede con ganas de seguir leyendo el segundo capítulo
ResponderEliminarNo puede haber mejor trabajo que ese.
ResponderEliminarLa envidio.