La foto la tomó ella, sin que nos diéramos cuenta. Allí estamos caminando hacia casa, antes de...
- Señora, necesito que me cuente lo que pasó.
Me quedé callada. A los ochenta y tres años gozaba de ciertos privilegios. Y pensaba usarlos. Siempre fui muy astuta. "Zorra vieja" me llamaba ella. Pensaba que yo no lo sabía. ¡Qué básicas son algunas personas! Mi nuera entra en esa categoría. Sonreí. El oficial entendió mi gesto con ilusión. Pensó que había recordado y comenzaría a hablar. No tenía la más miníma intención de contarle lo sucedido.
No se cuánto tiempo me queda, ella se cansó de esperar y lo convenció para hacer un viaje. Creo que la foto es justo en ese momento que mi pobre hijo me lo contaba. Se irían dos meses a recorrer Europa. ¡Dos meses! ¡Nada menos! Sin ver a mi hijo, ¡que egoísta es esa mujer por Dios! No podía permitir que ella gozara, disfrutara, paseara mientras yo me quedaba sola, por eso hice lo que hice. ¡Claro que siento pena por mi hijo! No soy tampoco una desalmada e insensible como suele decir mi nuera, ella no entiende las razones de una madre, nunca pudo quedar embarazada, asi que no tiene derecho a juzgarme. Intentaron convencerme que mi hijo era impotente, cuando se muy bien que es ella la culpable, la infértil, la inútil...
Cuando llegamos a la casa serví el té. Puse las tres tacitas de porcelana, y me aseguré de darle a mi adorada nuera la que estaba un poquito cachada. Después de quince minutos comenzaron los síntomas, ese tiempo lo aproveché para mandar a mi hijo a comprar medialunas. El no quería ir pero lo convencí diciendole que era lo menos que podía hacer si no lo vería dos meses. Se muy bien como manejar la culpa. Ví como se retorcía, en sus ojos reconocí el terror de comprender lo que había hecho. Después de largar espuma por la boca y quedar inconsciente en el sillón, llegó mi hijo con las medialunas. Me encontró llorando desconsoladamente. Antes me había desecho de la taza cachada y del veneno. No lo encontrarían jamás. Cuando me vaya a casa voy a hablar con mi hijo para que cambie el pasaje a mi nombre. ¡Me va a encantar Europa!
Uffff, aquí es donde se puede decir claramente aquello de hay amores(aquí el de madre) que matan...
ResponderEliminarMuy bueno,como siempre.
Besos.
Si Marinel, madres demasiado posesivas y exigentes.
EliminarBesos
Ya empezaba a intuir el final, por favor tener una suegra así!!!!!!!!!! parece una película de terror...
ResponderEliminarFelices fiestas!!!
un beso
Jajaja, la realidad supera siempre la ficción karin :)
EliminarFelices fiestas
Besos
Escalofrio.
ResponderEliminarJajaja, una palabra lo dice todo Jes. Gracias por comentar. Besos
EliminarAmores que matan, madres egoístas, hay muchas así.
ResponderEliminarBesos, Gaby.
Muchas Sara, besos
EliminarUn relato aterrador. Cuidado con caer mal a la suegra.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jajajaja, no me inspiré en la mía ;)
EliminarUn abrazo Jorge
Ja ja ja ja, más allá de lo tremendo de la historia, este tipo de relatos me encantan y me divierten.
ResponderEliminarHace mucho que no comento en tu blog, Gaby, pero te vengo leyendo. Creo que has mejorado muchísimo tu escritura, tu estilo. Te felicito.
Besos.
Aprecio mucho lo que me decis y me alegro un monton.
EliminarBesos Marina
¡¡¡jooooder menuda loca!! Que miedo, aunque muchos de sus comentarios los he escuchado alguna vez de madres posesivas al extremo.
ResponderEliminarBesazo
Jajaja, claro que si, si bien no me basé en ningún hecho real estoy segura que existen madres asi.
EliminarBesos Dolega.
Como lo lea tu nuera...
ResponderEliminarBesos.
No tengo nueras Toro ;)
EliminarTengo dos hijas :)
Besos
Con una suegra así, la fama se la ganan. Jaja, menos mal que no todas son tan malas.
ResponderEliminarUn abrazo
Claro que no!
EliminarBesos amig@mi@
beautiful blog kisses albert
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