La primera vez comentaba que se sentía incomprendido, y muy solo.No imaginó nunca que alguien lo leería y mucho menos le respondería.
La respuesta era comprensiva y cariñosa, y durante meses dos seres desconocidos tejieron una red de contención y apoyo mutuo. No sabían sus nombres, ni edades, sólo que viajaban a diario en un mismo recorrido, en diferentes horarios.
Manuel fue el primero en proponerlo, aunque Omar ya lo había pensado varias veces sin atreverse a mencionarlo. Dos almas solitarias, incomprendidas, necesitaban encontrarse cara a cara. Reconocerse no sólo a traves de sus palabras.
La cita era a las nueve de la noche en la calle Medrano al 900. A ambos les quedaba de camino a su casa. Manuel llegó primero, e instantes después llegó Omar. Cuando se vieron quedaron pasmados, y tras vencer la sorpresa inicial padre e hijo se fundieron en un abrazo interminable.
Qué tierno reencuentro!!!!
ResponderEliminarGracias Raquel
EliminarMuy bueno la verdad es que no me esperaba el final ni por asomo, y lo que queda claro es que entre este padre e hijo no había comunicación, y mira por donde encontraron sin pensarlo la forma para limar sus diferencias, volver al diálogo y conversar la veces que hagan falta, para no sentirse más ninguno de los dos como incomprendidos.
ResponderEliminarBesos Gabriela.
Esa era la idea Rafa, acercar a dos personas que a pesar del vínculo casi no se conocían. No se lo habían permitido, y el azar los juntó.
EliminarBesos
:)
ResponderEliminarQue historia tan bonita.
Besos.
Gracias Toro :)
EliminarMe encantó el relato:
ResponderEliminarY el final me sorprendió gratamente. La comunicación es fundamental y las vías para el reencuentro pueden ser insospechadas.
Un abrazo grande, GaMyr
Cierto Juglar, la vida suele sorprendernos.
EliminarUn abrazo.
He llegado a tu página a través de otra, este es el primer relato tuyo que leyo, y me ha gustado mucho, sobre todo el final.
ResponderEliminarBesos!!
Gracias Laura, un placer recibirte en mi casa.
EliminarBeso
Hola Gamyr, vengo del blog de Laura (Brownie) y con tu permiso me quedo por aquí. Me ha encantado este relato, me iré poniendo al día.
ResponderEliminarUn abrazo.!!!!
Bienvenida Lidia!
EliminarUn abrazo :)
Gabriela, ésos reencuentros hacen que valga la pena vivir, cuantas veces nos alejamos quizás por insignificancias de alguién que queremos, sin embargo siempre esperamos reencontrarnos para darnos ése abrazo que bién describes.
ResponderEliminarAbrazo.
Asi es, si nos dieramos cuenta de eso el mundo estaria mejor Roberto. Los rencores no conducen a nada.
EliminarAbrazo
Hola, Gabriela.
ResponderEliminarMenuda historia. Preciosa...
Tengo algo muy pero que muy similar en borradores; se ve que tenemos cierta conexión.
Un beso muy grande.
Jajaja, puede ser, tal vez por eso nos leemos y seguimos mutuamente.
EliminarBesos Towanda.
Muchas veces el anonimato hace que seamos nosotros mismos.
ResponderEliminarBesazo
Si, es posible que asi sea.
EliminarBesos Dolega.
Que linda historia Gabriela! Y con final inesperado.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Fernanda, bienvenida :)
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