lunes, 21 de enero de 2013

El verdugo


Podría seguir durmiendo, hoy es domingo. ¡Qué pena! Debo ser la única persona en el mundo que no se alegra de tener un día libre. Es que amo mi trabajo, disfruto cada segundo. Ejecutar mi tarea es un elixir para mí. Hay personas que disfrutan del sexo, otras de la comida o la bebida. Yo en cambio gozo cuando llevo a cabo mi labor. Me levanto. Me preparo el desayuno y enciendo la televisión. Me aburro así que pronto me quedo dormido.

Las risas de unos niños me sobresaltan. No los soporto. Abro la ventana y les grito. Salen corriendo entre risas contenidas. Es una mañana soleada de verano. Lamento que no llueva torrencialmente, esos son los días que me gustan a mi, puedo quedarme horas contemplando el firmamento, enceguecido por los rayos que encienden el cielo.

Miro el noticiero, disfruto la sección policial. Nuevos asesinatos, crímenes pasionales, venganzas. Mi trabajo aumentará pronto, luego de los juicios y la infinidad de apelaciones que los malditos cuervos siempre sacan de la manga. Finalmente la justicia se impone, llegando a mis manos. Soy como Dios.

Almuerzo frugalmente, como es mi costumbre. Decido salir a caminar, a pesar de que el día no me agrada. Me pongo mi gorra y camino unas cuadras. Al llegar a la plaza me siento en un banco vacio. Pocos minutos después una joven se sienta a mi lado. La ignoro. Ella tiene ganas de conversar. Evidentemente está tratando de acercarse. No me interesa y se lo hago saber. Alcancé a ver una lágrima a punto de suicidarse antes de que saliera corriendo. Me rio, fui muy duro con ella.

Una vieja me está mirando, debe haber visto toda la escena. “¿Usted no tiene alma? ” me pregunta. La miro como quien mira a una cucaracha antes de pisarla. No le contesto. Me voy.

Cuando regreso a casa veo que hay un mensaje en el contestador. Una conocida adrenalina empieza a recorrerme. La oficina del fiscal me informa que mañana habrá una ejecución especial, las apelaciones no funcionaron. Mañana es el día. Imagino las últimas horas del infeliz, su sufrimiento me alimenta. Estoy contento. Recreo en mi mente tantos rostros, suplicantes, resignados, aterrados, llorosos. Me doy cuenta que estoy sonriendo, y por algún motivo regresa a mi mente la pregunta de la vieja ” ¿Usted no tiene alma? Definitivamente NO.

Trabajo presentado en el marco del Taller de Escritura "La búsqueda"

16 comentarios :

  1. Es el trabajo más infame del mundo.
    Sin duda.

    Besos.

    ResponderEliminar
  2. Triste destino de quien goza con la muerte, seguramente no sabe aún vivir.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Su vida es demasiado triste e insignificante. No conoce el amor.
      Un abrazo Roberto

      Eliminar
  3. Escalofriante trabajo, el de tu escritura, no el del verdugo. Una manera de desarrollarlo que ¡te felicito! pues es dificilísimo escribir algo tan negro, como lo has hecho con esa soltura magistral. Te pusiste en su piel.
    De seguro que la crítica del taller habrá sido muy buena!!!
    Un beso Gabriela!

    ResponderEliminar
  4. ama a su trabajo, o su trabajo deshumanizado le ha hecho aferrarse a ese unico sentimiento

    ResponderEliminar
  5. Muy bueno!! Te pusiste en el lugar del verdugo, muy difícil, siendo tan sensible como lo eres. Te felicito muy bien logrado.


    un abraxo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Marilyn ! Como sabes que soy sensible? Se nota tanto?
      Beso

      Eliminar
  6. Como buena escritora que eres has creado un personaje sin alma y me has puesto los pelos de punta. ¿Habrá de verdad tipos de esa condición?
    Felicidades por el relato y por la publicación.

    Un beso muy grande.

    ResponderEliminar
  7. Tremendo relato
    Muy bueno logrado
    Abrazo

    ResponderEliminar
  8. Genial trabajo, amiga. Espero que te hayan dado muy buena nota. Eso me recuerda que tengo yo pendiente mi tarea para el taller...
    El tiempo, que me lo roban.
    Besos

    ResponderEliminar

Gracias por dejarme tu comentario :)