lunes, 2 de julio de 2012

A la hora del almuerzo

A la hora del almuerzo, tras calentar la comida traída desde su casa, se sentó Mary como todos los días en el cuarto pequeño y sofocante. A los pocos minutos una mano pequeña y pegajosa tocó su rodilla, al tiempo que escuchaba: -" tengo miedo". Si no hubiera distinguido claramente las palabras hubiera confundido el sonido con el aullido de un gato.


Tras saltar en la silla, la empujó para atrás y se agachó para mirar debajo de la mesa. Unos enormes y asustados ojos negros salpicados de súplica la estaban mirando.

Levantó a la niña, que no debía tener más de cuatro o cinco años. Inmediatamente un gran manto de ternura las envolvió a las dos, sentimiento hasta ahora desconocido por ambas.

En la oficina se armó un gran revuelo al ver a Mary con la niña en brazos, todas se peleaban para alzarla, pero ninguna de las dos quería separarse de la otra. Comenzaron los rumores inmediatamente, Mary trajo a su hija al trabajo, se casó en secreto, el marido las dejó en la miseria. Parecía un concurso literario, ya que se tejían las historias más fantásticas, derrochando imaginación.

Mary no podía darse el lujo de perder el trabajo, así que se dirigió a la oficina del jefe, un hombre imponente por su gran tamaño y gesto adusto. Golpeó débilmente la puerta esperando la orden para entrar. Con timidez le pidió permiso para retirarse ya que le había surgido un problema personal que no podía dilatar. Asombrosamente (o no tanto) el jefe estaba de buen humor (Katy, la de Contabilidad, había accedido a salir con él)

- Podes salir, dijo, mostrando una sonrisa de dientes manchados de nicotina, hasta podes tomarte unos días, agregó con una voz melosa mientras se imaginaba acostado con Katy.

Mary no podía creer su buena suerte, evidentemente su jefe tenía un buen día, jamás la había tratado con tanta consideración. Mejor no decir nada y aprovechar su buena estrella.

Si escuchaba a la razón debía ir a la policía, pero Mary tenía la mala costumbre de oír a su corazón así que se dirigió directamente a su casa con la criatura abrazada a su pecho. Una vez allí, después de darle de comer, se dispuso a bañarla mientras pensaba mentalmente que ropa le pondría. Su corazón se encogió al ver el cuerpito hambriento, plagado de marcas azul verdosas que marcaban un mapa de maltrato. Trató de no llorar, para no angustiarla mientras llenaba una bañera con espuma, ante los maravillados ojos de la nena.

- Como te llamás?

- Sary -dijo con una sonrisa.

La nena se quedó dormida en su cama, vestida con una remera rosa de Mary que le quedó como un vestido. Mary comenzó a dar vueltas en la habitación, con una cabeza mareada de ideas.

Tras mucho pensar llamó a su amiga Gaby, quien tenía contactos y sabría qué hacer. Después de enojarse por la imprudencia, se dispuso a ayudarla, como era de esperar.

Gaby conocía abogados, asistentes sociales, quienes se conmovieron con la historia, y mucho más aún al conocer a Sary, pero todos coincidían en que se trataba de un delito, y lo más conveniente era ir a la policía. Rodeada de una comitiva de amigas, más las amigas de las amigas, Mary y Sary se presentaron en la comisaría. Allí un oficial simpático, les dijo que esperaran.

Tras presentar su caso, buscaron inmediatamente en los registros denuncias de chicos desparecidos, para poder ubicar a los familiares. Grande fue la sorpresa de todos al no encontrar ninguna que se ajustara a la descripción de Sary. Por lo tanto, al juez de turno no le quedó más remedio que otorgarle la custodia provisoria a Mary. Hubieron trámites engorrosos, interminables, incluso aparecieron los padres de Sary, en estado deplorable, tras recuperarse apenas de su borrachera, reclamando a Sary. Mary temblaba ante la posibilidad de perder a Sary, pero mucho más de entregársela a esos monstruos que habían maltratado y descuidado a su propia hija.

Finalmente, después de un tiempo que pareció eterno, Mary se convirtió en la madre oficial de Sary, uniendo dos caminos paralelos con un puente que el destino se encargó de construir para ambas.

Imagen : The kiss- Gioia Albano

10 comentarios :

  1. Cuántas historias así hay en la realidad, pero con un final,lamentablemente, muy distinto y trágico...
    Me gustan los finales felices,sobretodo por la niña.
    Besos.

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  2. Que tierna historia, que valentia la de Mary
    Un abrazo

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  3. Bonita historia, y gran valor la del personaje.

    Un abrazo Gabriela.

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  4. Bien por ellas.
    Un final de película bonita.

    Besos.

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  5. A mi tambien me gustan los finales felices, pero como vos decís, la realidad es muy distina lamentablemente.
    Besito

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  6. Necesitamos mas "Mary" no?
    Un beso Lapislazuli.

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  7. Jajajaja, los finales que más me gustan :)
    Besito Toro

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