Carina no era feliz. Aparentemente tenía todo. Había cumplido el mandato familiar de casarse, formar una familia. Sergio era un buen hombre, atento, gentil. Tenían tres hijos maravillosos. Pero aún asi no era feliz. Trabajaba de su profesión, tenía buenos ingresos, le gustaba lo que hacía. Pero no era feliz. No se sentía plena. A veces se enojaba consigo mismo, sintiendose una mujer desagradecida, insatisfecha.
Decidieron hacer un viaje, dejar a los chicos con los abuelos, salir de la rutina. La idea la entusiasmó, los preparativos la tuvieron atareada.
En el avión conocieron una pareja, con la cual inmediatamente simpatizaron. Carina especialmente, que se vio cautivada por ese par de ojos del color del mar. El destino quiso que fueran al mismo hotel, ellos se encargaron de contratar las mismas excursiones, combinar para comer los cuatro juntos, salir a tomar cafe, y recorrer la ciudad. Sergio estaba encantado con la alegria de Carina, hacia tanto tiempo que no la veia tan contenta, es más, no recordaba haberla visto asi nunca.
El viaje terminó. Regresaron a su hogar, no sin antes intercambiar telefonos, direcciones, y la firme promesa de seguir en contacto.
Pasaron unos meses, siguieron los encuentros, las charlas...
- "Quiero el divorcio".
Sergio la miró, incapaz de decir nada. Sus ojos mostraban el dolor que el no podia expresar.
Carina sufria por el. Pero nada podía hacer.
A la mañana siguiente, se despertó en otra cama. Una sonrisa iluminó su cara, al ver esos ojos azules que la habían subyugado. Carla la besó. Por primera vez en su vida se sentía feliz, egoistamente feliz. Y plena.
Sorpresivo final.
ResponderEliminarEl caso es que al fin comprendió el por qué de su infelicidad y dio el giro necesario para sentirse dichosa.
Claro que la apertura, tuvo un cierre doloroso también.
Besos.
Exacto Marinel, por eso habla de su egoista felicidad.
ResponderEliminarBesos.
Empiezas la historia hablando de que "había cumplido el mandato familiar de casarse y formar una familia".
ResponderEliminarAhí creo que es donde empieza el problema, en que existan mandatos familiares y que, además, ¡se acaten!.
Es posible que, de no ser así, nuestra protagonista se habría dado cuenta de por donde iban sus pasos.
Yo no la llamaría egoísta.
Creo que también es víctima de una sociedad hipócrita y falsa.
Interesante entrada, GaMyr.
Un abrazo.
Tal vez sea asi, tal vez solo lo descubrió en esta etapa de su vida. Cuando tu felicidad genera la infelicidad de otros, es necesario ser un poco egoista.
ResponderEliminarUn abrazo Juglar.
Todos somos egoístas.
ResponderEliminarMejor que no tengamos ocasión de comprobarlo.
Besos.
Bueno ya que se despachó Toro
ResponderEliminarMe despacho yo...
Pero no digan que yo lo dije
El amor es egoísta cien por cien
Estupendo final me sorprendió
Tamally maak
Vos decis Toro?
ResponderEliminarUn beso.
El amor no debiera ser egoísta. Cada situación, cada caso es un mundo. No podemos generalizar.
ResponderEliminarBesos Daniel.
no veo el egoismo, mas bien veo una mujer que abrió los ojos a la vida plena y se animó a vivirla
ResponderEliminarbesos linda
Ella se sintió un poco egoista Laura, por ser feliz y dejar a su ex marido.
ResponderEliminarBesos.