lunes, 16 de junio de 2014

Reflejo

Tomé el té con leche y la vi. Estaba ahí, en el fondo. Me miraba con los ojos muy abiertos. Comencé a mover mis cejas y ella repetía mi gesto. No podía alejarme, porque entonces desaparecía. Estaba atrapada. Mi mamá me dijo algo pero no la escuché. Seguía mirando fijamente esa cara que a su vez me miraba. No se cuanto tiempo pasó. Mi madre pegó un grito que me hizo sacudir la taza y mancharme la blusa.
¿ Siempre lo mismo con vos? ¡Andá a cambiarte que vas a llegar tarde a la escuela!
Me agarró del brazo. Yo seguía aferrada a mi té. Forcejeamos y la taza cayó al suelo haciendose añicos. Ella desapareció para siempre.
- ¡La mataste! ¡Nunca te lo voy a perdonar! grité.
Mi mamá me miró sin entender. Luego sonrió. Me fui a mi cuarto ofendida.
Cuando volví a la cocina una nueva taza de humeante té me esperaba en la mesa. Corrí hacia ella y la vi.¡Era la misma!  Abracé a mi mamá agradeciéndole en silencio por haberla salvado.

21 comentarios :

  1. PRECIOSO RELATO. ME EVOCA MI INFANCIA. MARAVILLOSA LA ESPERANZA QUE NOS ESPERA BAJO EL TÉ.

    ILDUARA

    ResponderEliminar
  2. Acaso existe un mejor espejo que el que brinda una taza de té con leche, preparada con amor???
    Me encantó el relato!!
    Besos ♥

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No, seguro que no hay mejor espejo!
      Gracias Marina ;)
      Besos ♥

      Eliminar
  3. Hola Gabriela, interesante relato, el amor de madre que sacude, nos despierta, nos cuida, nos mima y la inocencia infantil atrapada en su propia imagen, precioso relato.
    una buena semana y un abrazo.
    Ambar

    ResponderEliminar
  4. :)

    Una taza llena de ternura.

    Besos.

    ResponderEliminar
  5. Uff, pues esta vez... Regu! Es que no me gusta el té, y el café, no es buen espejo. Jaja. Pero no importa. Sobre gustos no hay nada escrito. ;)
    Besos

    ResponderEliminar
  6. Será vidente la niña. Lindo relato.

    ;o)

    ResponderEliminar
  7. Muy lindo pero te digo como te han comentado más arriba, me va más con café, aunque también tomo algún te, ya que el café no me sienta muy bien para el estómago.

    Besos Gabriela

    ResponderEliminar
  8. Un relato lleno de ternura…
    He de decirte que me encanta el té, y el café.

    Un cálido abrazo

    ResponderEliminar
  9. Lo leí dos veces, muy bueno! A partir de ahora voy a mirar que reflejo me devuelve el té.

    ResponderEliminar

Gracias por dejarme tu comentario :)