Me costó bastante reconstruir mi historia, pero necesitaba saber. Tener mi identidad clara, aunque mi vida distara mucho de ser ideal.
Me crié en un orfanato, y apenas salí, a los diecisiete, comencé a recabar datos, con la poca información que había logrado obtener de Sor Soledad. Ella me contó que mi madre se llamaba María Laura Muñiz, que vivía en la provincia de Buenos Aires, en el barrio El trébol, y me había dejado allí a la semana de nacer, porque no podía mantenerme. No era mucho, lo sé, pero me las ingenié para viajar a la provincia, y de alguna manera, como si el nombre del barrio fuera un buen presagio, encontré a Lucy, una amiga de mi mamá que contestó todas mis preguntas.
Mi mamá nació en los años 50 en la provincia de Santa Fe, era la hija de un borracho que solía pegarles a ella y a mi abuela Celia. Para mantenerse ella y a mi mamá tuvo que ejercer la prostitución. Mi mamá, a los dieciséis puso en un bolsito la poca ropa que tenía y se fue de la casa. Viajó a la provincia de Buenos Aires, con muchos sueños y sin un centavo. Hizo lo único que podía hacer, se hizo puta, con la ilusión de poder algún día hacerle un revés al destino. Cosa que nunca pasó, en algún descuido quedó embarazada de mi, sin saber por supuesto quien era mi padre, y no quiso abortar, pensando que podría traerle suerte. Pero no necesitó mucho tiempo para comprender que yo era tan solo un estorbo y me dejó en el Orfanato del Socorro, donde me criaron y educaron.
Mi mamá murió joven, a los cincuenta años, con el cuerpo estropeado tanto como su corazón. Lucy me contó que mi mamá siempre decía que algún día iría a buscarla, murió pronunciando mi nombre: Esperanza.
Jo,que historia tan triste,niña.
ResponderEliminarNo sé si es fruto de tu imaginación o verdad,pero sea como fuere...la esperanza es lo último que se pierde y en este caso se hizo mujer.
Muy emotivo.
Besos.
Cierto, la esperanza es un motor que nos impulsa a seguir, a pesar de los obstáculos.
ResponderEliminarBesos Marinel.
Una historia triste
ResponderEliminarpero con un final abierto
con un nombre de esperanza.
Tamally maak
¿Qué puedo añadir?
ResponderEliminarUna historia dura que, sea real o imaginaria, pone los pelos de punta y un nudo en la garganta.
Un abrazo, GaMyr.
Si Daniel, esa esperanza que nos mantiene vivos.
ResponderEliminarUn beso.
Otro abrazo para vos Juglar.
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