Abrió la puerta. Allí estaba él. Entró sin decir palabra.
Se abrazaron.
Se miraron.
Ella le acarició el pelo.
El comenzó a dibujar su rostro, como si quisiera fijarla en su memoria. Su índice recorrió sus finas cejas, sus suaves párpados, su nariz casi perfecta, rozó sus labios, reemplazando pronto su dedo con su boca. Un beso sentido, devorador.
El mundo a su alrededor pareció desaparecer.
Hicieron el amor con pasión y ternura al mismo tiempo, uniendo cuerpos y almas en una danza acompasada y sensual.
El se vistió y se fue, dejándola a ella confusa, preguntándose si había sido real o todo, no había sido más que un sueño.
Haz de tu vida un sueño, y de tu sueño una realidad. (Antoine De Saint Exupery)
ResponderEliminarEXCELENTE VUELTA DE TUERCA QUE RATIFICA TU CAPACIDAD AL ESCRIBIR.
Gracias Dany! Me alegro que te haya gustado.
ResponderEliminarMuy lindo Gaby. Soñar vale la pena siempre. Y si se vuelve realidad, un triunfo de la vida. Un beso.
ResponderEliminarSi Gladys, vale la pena soñar
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