Julio programó el viaje hasta el último detalle. Soñaba con esas vacaciones hacía meses. La oficina le demandaba todo su tiempo y atención. Necesitaba relajarse. La playa siempre le sentaba bien, frente al mar se sentía en paz. Norma tambien estaba entusiasmada, por eso cuando le avisaron en el trabajo que debía participar en un mega proyecto y su presencia era indispensable se sintió al borde del desmayo. Se lo comunicó delicadamente a Julio y si bien este en un principio se decepcionó, pronto comenzó a gustarle la idea de viajar solo.
En el avión, sin aviso previo ni explicación alguna le vino a la mente la imagen de Celia. Se sorprendió al pensar en ella, tal vez su compañera de asiento se la hizo recordar. Usaban el mismo perfume, dulce, frutal, que despertaba todos los sentidos.
Durante sus vacaciones no solo pensó en Celia sino que tambien soñó con ella, con acariciar su piel, embriagándose con su aroma, amándola con pasión y frenesí. Sentado frente al mar se preguntaba que le estaba pasando. No encontraba explicación alguna. El, que siempre había sido un tipo analítico, responsable, con sentido común, comenzaba a cuestionarse su cordura. Día y noche Celia se mecía en su cabeza, revolviendolo todo, desordenando a su antojo.
Los días pasaron. Julio regresó. En el aeropuerto divisó a su mujer que lo esperaba ansiosa. Pasó a su lado como un rayo, dejándola con la boca abierta.
Se tomó el primer taxi que pasó y le dio la dirección de Celia. Ella no lo esperaba, ni siquiera se había percatado de su ausencia.
Imagen : Pintura de Carmen Gomez- Mirando al mar
lunes, 30 de enero de 2012
domingo, 29 de enero de 2012
Tu beso
Aprietas mis labios
con tus dientes
suave, tiernamente.
Tu lengua
reclama urgente
su lugar en mi boca.
Recorre, descubre,
siente, acaricia,
gira, juega
Beso
que vive,
se instala
permanece
tiempo despues...
aunque te hayas ido.
Imagen : Esther Melguizo ( Arte grabado)
jueves, 26 de enero de 2012
Corazón anudado
Me encanta. Anita me acaricia. Me hamaca. Me duerme. Me sube a la calesita. En realidad, la calesita del parque me gusta, la otra no, esa donde me pone su mamá, aplastado, con mucha ropa sucia y me deja mareado muchos días y con gusto a jabón en la boca. A Anita tampoco le gusta que la mamá me ponga ahí. A veces se asoma a mirarme, y da grititos cuando ve una partecita mía entre montañas de ropa y espuma. Después salgo estropeado pero limpito, con olor a flores...
Hoy estoy triste, hace días que Anita ni me mira. Es que recibió una muñeca nueva, y parece que se olvidó de mí. La lleva a pasear en el cochecito, la acuesta a dormir, le da de comer... Comienzo a mirar a mi alrededor y veo otros como yo, con la mirada triste y el corazón de trapo hecho un nudo. No estoy solo. Me acerco a un león y lo miro. El no parece verme. Me tiro hacia adelante y con mi pata lo toco. Ahora sí me mira, y creo ver un esbozo de sonrisa. Me acerco un poco más, y ya no hay dudas, me sonríe. Hace tanto que nadie me toca que me había olvidado lo que se siente, me dice apenado. Comenzamos a charlar; y los otros, que al principio nos miran asombrados, se van acercando lentamente. Pronto somos un gran zoológico de suave peluche, de colores y tamaños variados, pero en todos puede verse la decepción. Charlamos toda la noche. Finalmente decidimos crear el Sindicato de los Muñecos Olvidados. Comprendimos que no éramos los únicos, debía haber muchos más como nosotros, en otras casas, otros barrios, otras ciudades, otros países. ¡Seremos millones en el mundo! Debíamos organizarnos. Yo fui nombrado el presidente, un puesto de gran responsabilidad. Al león lo nombré mi secretario, no le importó, no se creía el rey me dijo guiñándome un ojo. El mono se ofreció a ser el vocero, ya que podía ir por los árboles desparramando la noticia. Al cabo de una semana éramos muchos, teníamos que ser cuidadosos y no armar barullo. La mamá de Anita entró de repente, nadie se había percatado, hasta que fue demasiado tarde. Nos vio a todos en ronda, debatiendo ideas y proyectos. Es cierto, la habitación estaba desordenada, alborotada... La mamá retó a Anita, que lloraba acongojadamente, mientras trataba de explicarle a su madre que ella no había causado ese caos. La mamá le dijo que tenía demasiados juguetes, que ella no podía limpiar todo el día y acomodar tanto desorden, porque ella ahora tenía un bebe en la panza, un hermanito para Anita, y debía guardar reposo. Se pusieron de acuerdo. Todos comenzamos a temblar, enormes bolsas negras aparecieron como por arte de magia, y nos fueron poniendo a todos. Unos pocos se salvaron. Cuando ya no cabíamos más nos cerraron con fuerza, aplastándonos casi sin poder respirar. Nos llevarían a un lugar nuevo, tal vez hasta que nazca el hermanito...
Pasó el tiempo, nadie vino a buscarnos jamás. Se apagaron nuestros sueños, nuestros proyectos. Quedamos en la oscuridad absoluta. Nuestro futuro es tan negro como la gran bolsa de nylon que nos
cobija.
miércoles, 25 de enero de 2012
Fuera de mi vida
Aprieta
Asfixia
Aplasta
Arruina
Deprime
Anuda
Cierra
Insiste
Explota
Agota
Oprime
Deshace
Invade
Maldita jaqueca.
martes, 24 de enero de 2012
Sombras en el alma
Discutimos.
No logramos entendernos.
Reclamos.
Gritos.
Enojo.
Rabia.
Miradas cargadas de odio, de desprecio.
Dolor.... tanto dolor!
Tome mi corazón con ambas manos y te lo entregue.
Me miraste sorprendida.
Te pedí un abrazo.
Dudaste.
Insistí.
Nuestros cuerpos se encontraron, derribando barreras.
Nos despojamos de una sombra, un rencor que nos amargaba el alma.
Reímos y lloramos a la vez.
Haleluia. Venció el amor.
lunes, 23 de enero de 2012
Corazones de nube
Garabateo en la blancura
intentando decir cuanto te quiero
trazo líneas y curvas
expresandote mi corazón.
Estás alli
te grito con mis versos
este amor que me quema
derramandose casi...
Te necesito aqui,
a mi lado
enredarme en tus brazos
respirar al unísono.
Ven conmigo
volemos juntos
pintemos " te quiero"
en las nubes del cielo.
viernes, 20 de enero de 2012
Sueños montados en barrilete
Era tarde. Anochecían sus días. Se había equivocado tanto…Ya no podía remediarlo. Hacía tiempo que la tristeza ocupaba el palco principal de su existencia. Desperdició su vida. El alcohol le arrancó lo más importante que tenía. El lo permitió. No supo hacer otra cosa. ¿Debilidad? ¿Cobardía? En su mente había repasado su vida una y otra vez, como esas películas viejas de proyector, adelante, atrás, pausa, y otra vez atrás. Marta le decía que era muy duro consigo mismo. Es que Marta era demasiado buena, a ella le debía el estar vivo, rescatándolo de ese interminable abismo. Nunca le escuchó un reproche, ni en sus peores momentos. Era como una manta que abrigaba su largo invierno…
Se sentó en el banco de la plaza, un cielo azul lo invitó a recordar… Se vio a si mismo, muchos años atrás con su hijo, remontando barriletes que ellos mismos habían armado. Herencia del abuelo, le había explicado a su hijo, el me enseñó a mi y yo ahora a vos. Es lo único que le dejó a su hijo, el recuerdo de una infancia feliz. Después desapareció persiguiendo no se que cosa que jamás encontró… Los reproches lo aturdían. Si quiso dejar a Mercedes, ¿por qué dejar también a Martín? Quería a su hijo más que a nada en el mundo, su error había sido no saber separar las cosas. Ahora lo sabía, pero era demasiado tarde para reparar algo…
Volvió a levantar la vista al cielo, maravillado como antes, subyugado por el vuelo de un barrilete que parecía devolver el tiempo atrás. Hasta le parecía escuchar las risas de el y de su hijo.
-Abuelo me ayudas?
-Abuelo me ayudas?
Un nene de unos cinco años parecía hablarle desde el pasado, extendiéndole el hilo del barrilete para remontarlo. Unos pasos más atrás estaba su propio hijo, sonriéndole…
miércoles, 18 de enero de 2012
Sueños manchados
Durante el día trabajaba como todos. Decían que era su contribución a la sociedad. No le importaba demasiado. El no se metía con nadie, y nadie se metía con él. Así estaba bien. No los necesitaba. Día tras día, hora tras hora, hacía lo que de él esperaban. Terminaba su jornada laboral y era "libre". Libre de volver a su espacio. A su mundo. Al suyo propio. Ese que se había creado y donde era totalmente feliz. Era el protagonista. Acostado en la cama frente a esa gran mancha de humedad azul verdosa, que ocupaba gran parte de la pared y se extendía hacia el techo, había desarrollado una gran habilidad. Y la disfrutaba mucho. Encontraba formas, personajes, animales, hilvanando historias donde era de pronto un dragón con largas lengüetas de fuego, otras un caballero medieval dueño de una imponente armadura, un oso feroz , un valiente capitán al mando de una embarcación imponente, un tímido comerciante, un dulce y tierno niño, un temible corcel... Las historias y personajes no tenían fin. La mancha cambiaba rápidamente, extendiendo el mundo de posibilidades al infinito.
Era feliz. Así, en su mundo privado, íntimo. No precisaba nada más. Soñaba despierto hasta quedarse completa y profundamente dormido. Pasó el tiempo, los meses, los años hasta que le avisaron que su deuda con la sociedad había sido cumplida. Ahora era un hombre libre. ¿Libre? Se sentía inseguro, no sabía muy bien que hacer.
Llegó a su casa, se metió en su habitación. El olor a encierro lo mareó. Se paseó por la habitación nervioso, recordando, revisando, acostumbrándose a su entorno, nuevo y viejo a la vez. Al atardecer se acostó, aún seguía con los horarios estipulados, debía entender que ahora podía irse a dormir a la hora que quisiera. Necesitaba tiempo, acostumbrarse. Se acomodó en la cama. Frente a el una pared grisácea, insulsa, indiferente, ausente, que no lo invitaba a soñar. Su imaginación no podía evocar nada. Paso una hora, y otra y otra más. El tic tac del reloj lo consumía, lo devoraba como un león hambriento. Imposible relajarse. Imposible dormirse. Esa y todas las noches que siguieron. Se sentía vacío, nervioso, no podía seguir así. Lo consumía una ansiedad desconocida, voraz, casi cruel. No durmió uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis días. La séptima noche no aguantó más. Salió a la calle dispuesto a encontrar el modo de regresar a su celda.
domingo, 15 de enero de 2012
Un Adonis
Martina lo vio y se quedó muda. Sus amigas la miraban extrañadas, se había quedado callada en la mitad de la frase. Claudia siguió la dirección de su distracción, y al instante su mandíbula quedó suspendida en el aire. Finalmente todas se giraron y vieron al mismísimo Adonis. Vistas desde afuera parecían más bien estatuas o maniquíes en una vidriera.
Adonis, un muchacho de rasgos que parecían cincelados, con el cutis tostado por el sol, se acercó al grupo preguntando por alguien. Ninguna pudo emitir palabra, hasta que finalmente Claudia le dijo que preguntara en la secretaría. Al darse media vuelta les guiño un ojo y risas un tanto histéricas inundaron el aire.
Inmediatamente todas comenzaron a hablar a la vez, alborotando hasta los pájaros que dormitaban al sol.
Martina tenía las mejillas encendidas, parecía un durazno apetecible. Claudia estaba tan embelesada como ella, en realidad lo estaban todas.
Adonis regresó, acostumbrado al revuelo que su presencia generaba y se acercó al grupo. Claudia le sonrió insinuante. Pero Adonis se dirigió a Martina, y con una tonta excusa la alejó del resto.
Martina no podía creer su suerte, y en cuanto Adonis comenzó a seducirla sus sentidos se nublaron, entregándose al placer de sus caricias. Se envolvió con la dulzura de sus palabras mientras el la desvestía, se sumergió en sus besos de miel y caramelo, perdió sus sentidos al contacto de su piel, y entregose toda al amparo de nuevas sensaciones que la estremecían.
Volvió a su casa montada en nubes de colores, radiante, feliz, enamorada.
Se veían a diario, a la salida de la escuela, mientras sus amigas, en especial Claudia lanzaba miradas que parecían dardos envenenados.
Pasaron unos meses, y Adonis, así como apareció, se evaporó en el aire.
Martina comenzó a perder brillo, se consumía lentamente, evocando en su mente las palabras que hoy habían perdido todo sentido. Pasadas unas semanas comprendió que estaba embarazada y sintió que el mundo estallaba en mil pedazos. Se sentía tonta, humillada, avergonzada. No quería ver a nadie, ni a sus amigas, atemorizada hasta de si misma, convirtiéndose poco a poco en el carozo de una fruta que uno deshecha sin pensar. Los meses pasaron, haciendo de Martina la sombra de si misma. Se apagaba su vida, a la par que su vientre crecía. No quería a su bebe, le recordaba a diario su torpeza, su ingenuidad, su estupidez.
En un tibio mes de enero Martina dio a luz un hermoso bebe que no pudo, no supo o no quiso aferrarse a la vida.
martes, 10 de enero de 2012
Tu y yo
miradas que hablaban sin quererlo
una explosión de globos en el aire
nos llenó de color el corazón.
Casi sin querer nos enamoramos
temiendo mucho hacernos daño
caminamos lentamente
hasta que al fin nos encontramos.
Casi sin sentirlo nos amamos
lo gritamos hoy al mundo entero
se encontraron tímidamente nuestras manos
descubriendo a un tiempo el idioma de los besos.
Casi sin pensar nos queremos
un futuro en común nos aguarda
estando juntos ya no hay miedos
el pasado atrás quedó, hoy solo somos
tu y yo.
lunes, 9 de enero de 2012
Palabras al viento
Me envuelvo
en un abrazo imaginario
que me de la calidez que ya no siento.
Estiro mis manos para tocar tu rostro
invisible,
ya sin tiempo.
Susurro palabras al viento
para que las esparza
lejos,
murmuro tu nombre
que no se olvide
invoco tu imagen
que no se borre.
Te abrazo en el aire
frío , ausente
digo en un suave,
débil
murmullo:
feliz cumpleaños
mamá.
sábado, 7 de enero de 2012
Amor sin tiempo
Quiero besar
tu boca
sumergirme en vos
dejarme llevar...
Volar entre nubes
de pasión y ternura
sentir tu dulce
cosquilleo
recorriéndome
entera.
Quiero dibujarte caricias
de durazno,
sentirte entre suspiros
blancos,
caminar tu piel
con mis dedos.
Hacerme vos
hacernos uno
unidos en alma
y cuerpo.
Atravesando el tiempo
traspasando...
miércoles, 4 de enero de 2012
Conciencia
-¿Que haces loca?
- Perdón no quise...
-¿Ves lo que me haces hacer?
- Jajaja, si, fue muy divertido, ¿no me digas que no?
- ¿Que tuvo de divertido besar a ese hombre?
- Si te hubieras relajado hubieras disfrutado, era un “bombonazo”.
- No se, no me fije.
- Si es lo que yo digo, si seguís así te vas a quedar para vestir santos.
-Seguro que me voy a quedar para vestir santos, pero por tu culpa. La gente ya empezó a creer que estoy loca.
- Y algo de razón tienen...
- ¿Cómo? ¡Que caradura! ¡Sos vos la que me hace hacer esas cosas!
- Si claro, pero las conciencias son inimputables.
lunes, 2 de enero de 2012
Cómo explicarte... explicarme?
Como explicarte
que cuando te veo
solo en tus brazos
quiero acurrucarme.
Como explicarme
que cuando te pienso
solo de tus labios
besos deseo.
Como explicarte
que cuando te escucho
solo con tu voz
quiero arrullarme.
Como explicarte
que cuando te sueño
el mundo es sólo nuestro
y eterno.
domingo, 1 de enero de 2012
Laberinto de incomprensión
Abismo de indiferencia
muralla de tinieblas
infranqueables.
Extiendo mi mano
no encuentro remanso,
laberinto de silencios
espacios vacíos
que muerden rabia
de mutua incomprensión.
Pena que arrasa
que no da respiro
aplasta sin piedad
hundiendome en la oscuridad.
Grito de rabia
tu nombre en mis labios
latiendo con furia
abandonando mi pecho
dejando tan solo
vacio y silencio.
Suscribirse a:
Entradas
(
Atom
)